El genio del barroco

Se cumplen hoy 250 años de la muerte del autor del "Aleluya", un compositor que le aportó mucho a la música moderna. Haendel nació en Alemania, donde se nutrió musicalmente en su juventud, para luego peregrinar entre Italia e Inglaterra, enriqueciendo su obra y la música barroca en general.

14 Abril 2009

Georg Friedrich Haendel marcó a fuego la música moderna. A 250 años de su muerte, sus obras siguen siendo el punto de referencia del período barroco, en una espiral que comenzó cuando él era apenas un niño. A los 17 años, y con muy pocos estudios musicales, se convirtió en organista de la iglesia Liebfrauenkirche, en la ciudad alemana de Halle, donde nació. Allí tuvo como profesor al entonces célebre Friedrich Wilhelm Zachau. Cuando niño, su padre quería que fuera abogado, hasta que lo escuchó tocar el órgano y el violín, instrumentos que había aprendido a escondidas y que tocaba con gran maestría. El padre, entonces, lo apoyó.
Haendel nació el 24 de febrero de 1685 en el seno de una familia sin tradición musical (su padre era cirujano), pero sus habilidades musicales se destacaron en su niñez. Y si bien su primer trabajo fue como organista, no era ese su lugar, y antes de cumplir 18 años viajó hacia Hamburgo en busca de nuevas experiencias, iniciando una carrera que lo convertiría en uno de los principales referentes del barroco.
Fue contemporáneo de Johann Sebastian Bach (nacieron con un mes de diferencia), aunque difícilmente podrían hallarse dos compositores más opuestos en cuanto a estilo y aspiraciones. Haendel representó no sólo la época barroca, sino también la música de todos los tiempos. Prolífico como pocos, su producción abarca todos los géneros de su época, con especial predilección por la ópera y el oratorio, a los que contribuyó a llevar a una etapa de gran esplendor.
En Hamburgo Haendel estrenó en 1705 su primera ópera, "Almira", que fue bien recibida por el público. Un año más tarde, el músico emprendió un viaje a Italia en el que se familiarizó con el estilo italiano e introdujo algunas de sus características, forjado en la tradición contrapuntística alemana. Las óperas "Rodrigo" y "Agrippina" y el oratorio "La Resurrezione" datan precisamente de esa época. "La música no tiene parámetros", solía decir.
En 1710, de regreso en Alemania, fue nombrado maestro de capilla de la corte de Hannover, puesto que abandonó al final de ese mismo año para trasladarse a Inglaterra, donde se dio a conocer como autor de óperas italianas. El éxito de su segunda ópera, "Rinaldo", lo llevó a radicarse en Londres a partir de 1712.
Cuando su protector fue coronado rey con el nombre de Jorge I, Haendel fue nombrado tutor de los hijos del monarca. Unos años después recibió dinero para fundar la Royal Academy of Music.
Haendel murió casi ciego, pero muy activo, el 14 de abril de 1759, en Londres; la última representación que escuchó fue "El Mesías", obra que incluye el famoso "Aleluya", sólo seis días antes de su muerte.

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