"Google e internet no enseñan a leer"

Ni apocalíptico, ni integrado. Así se ubica el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Barcia, ante las nuevas tecnologías de la información. "Siempre me acuerdo de esta anécdota. Va Oscar Wilde de visita a Norteamérica, y Graham Bell (inventor del teléfono) le dice: "fíjese usted en este aparato curioso, hay una bocina en mi auricular, le da manija, y puede hablar al otro lado del Atlántico". Y le responde Wilde: ¿hablar de qué? Allí instauraba el peso de la palabra humana frente a la mera vía comunicativa", remarca el presidente de la Academia Argentina de Letras.
El miércoles, a las 20.30, en el Centro Cultural Virla,el doctor Barcia hablará de las "Proyecciones de la Teoría de la conspiración", un tema de purísima actualidad. Pero en el diálogo telefónico con LA GACETA, antes de su visita a Tucumán, acepta hablar de los retos que se le presentan a la lengua castellana, en tiempos de internet.

- Desde la aparición de internet se ha entablado una pelea entre "apocalípticos" e "integrados"...
- Toda revolución profunda en las técnicas de la comunicación, como lo fue la escritura, produce una reacción. Una vez que la escritura se impone, empieza la modificación de la sociedad a través de la nueva técnica. El efecto notable que señala (Marshall) Mac Luhan es, precisamente, que las técnicas comunicativas actuales son un ?masaje?. Esto quiere decir que modela, que reacondiciona, que manipula la cultura. Y cuando dice "el medio es un mensaje", dice que el medio comunicacional, en sí, ya está instaurando una forma de comunicación por las características propias del medio. Ahora, a esto que se insinuó con la escritura, y que duró tantos siglos- la "Galaxia Gutenberg"- le siguió la "Galaxia Marconi", donde lo electrónico es la base. Nunca como ahora estamos viendo de qué manera las técnicas comunicacionales están modelando la sociedad. En la "Galaxia Marconi", la electrónica está marcando aceleradamente la condición social , y aun la forma de conexión del hombre con la realidad. Un videoclip que asocia vertiginosamente el color, la acción, el sonido, el argumento y el movimiento, va modificando la forma de percepción del chico.

-De hecho, se habla de una revolución cognitiva?
- La modificación cognitiva que los medios cibernéticos están produciendo es tan acelerada, y tan profunda, que la escuela no se ha hecho cargo aún de cuáles son estos efectos de modificación profunda para el conocimiento.

- ¿Qué siente usted cuando navega por Google?
- Una enorme satisfacción. Wikipedia es un esfuerzo enorme, interesantísimo, siempre que se entiendan las limitaciones que tiene. Esa maravillosa herramienta que es Google me entusiasma. Pero los adultos formados tenemos una capacidad que los chicos no tienen. Estamos en un plano cibernético. En griego, kyner significa timón; pero el chico no tiene timón, no sabe adónde va en medio de la red. Yo si sé lo que busco, sé lo que quiero: tengo timón y soy cibernético. El chico es pura vela. Según sopla el viento de la red, va para un lado o para el otro. Puede sufrir extravíos o confusiones, y no tiene capacidad desarrollada para elegir qué sitios son confiables; porque la escuela no le ha enseñado cómo seleccionar lo que recogió, cómo graduar y cómo evaluar. Son procesos que la escuela tiene que hacer. Hay gente que dice estupideces, que la escuela ha sido superada. No, la escuela tiene que tener otras funciones, pero no ha sido superada. Nunca podrá superarse a la escuela, porque nadie aprende a leer en Google o en internet. Siento la satisfacción y la limitación que tiene el docente para ver cómo organiza en el chico esta capacidad para que no se extravíe, porque Google no tiene centro. El saber siempre tuvo imagen de organización espacial muy clara. Aristóteles dice que el conocimiento es como una casa, Platón lo concibió como una serie de esferas articuladas. La Edad Media lo vio como un árbol. Nosotros lo estamos viendo al conocimiento como una red; y la red, como dice Pascal, no tiene su circunferencia en ninguna parte y su centro está en cualquier lugar.

- ¿Cómo se hace el Diccionario de Argentinismos de la Academia Argentina de Letras?
- Hay distintas vías, que confluyen en un mismo sistema. Yo llevo una lista de argentinismos detectados en mis lecturas al departamento de Investigaciones lingüísticas y filológicas, que está en el cuarto piso de la academia. Un equipo empieza a darle forma al asiento o artículo de cada una de estas palabras, y a rastrear en los lexicógrafos previos si esa palabra ha sido, o no, tratada. Después buscan un ejemplo, lo que es una virtud que ni siquiera tiene el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española). Tiene ejemplos reales, tomados de multitud de fuentes. Empezamos con literatura, seguimos con los periódicos - está LA GACETA- , seguimos con los sitios electrónicos, y en el futuro vamos a ir incorporando blogs, si son estables.

-¿Cómo les van llegando los neologismos?
- La primera vía es el intercambio con los alumnos en una Universidad. Todos los años, al comenzar las clases, hago un relevamiento de aquellas voces que ellos sienten como ajenas al uso de los dinosaurios que somos sus padres o sus profesores. Ellos tienen que escribirlas y definirlas. Después chequeo con los alumnos de cuarto año si las conocen. La expresión tiene que tener más o menos unos cinco años de estabilidad. El lenguaje juvenil es efímero, pero cuando una voz tiene más de cinco años, eso ya indica que se va afirmando en la sociedad. Por ejemplo, "Tirame pálidas" ya se está dejando de usar en la juventud, pero la generación anterior la usaba. Entonces, está en el Diccionario hasta que desaparezca del uso.

-¿Cuál fue el último argentinismo que incorporaron al Diccionario?
- "Apretar" fue uno de los últimos. Tiene dos acepciones: por un lado, un acoso físico fuerte; pero la juventud está usando "apretar" para besar. Entonces, esta palabra que estaba tratándose en la Comisión se suspendió hasta que se encontraran testimonios escritos para definir. Y los encontramos mucho en internet. Hemos dejado de trabajar en los argentinismos este año porque estamos sumidos en el Diccionario de Americanismos.