El Cadillal sorprendió con nuevos atractivos

El Cadillal sorprendió con nuevos atractivos

El fin de semana cientos de tucumanos recorrieron el embalse en kayaks, en el catamarán, en "banana boat" y en motos de agua. Colas para dar paseos.

MULTITUD. Aunque no tenían trajes de baño muchos visitantes se sumergieron algunos minutos en el embalse para aplacar el calor. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO MULTITUD. Aunque no tenían trajes de baño muchos visitantes se sumergieron algunos minutos en el embalse para aplacar el calor. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
12 Enero 2009

Refrescarse, descansar, tomar sol, compartir con amigos o con la familia y practicar actividades al aire libre fueron algunas de las razones que motivaron a cientos de tucumanos a elegir el dique El Cadillal, el fin de semana, como una escapada de vacaciones. Pero, a diferencia de otras veces, los visitantes se encontraron con nuevos atractivos que cautivaron a chicos y grandes. Esta vez, además de lanchas, veleros y motos de agua, los kayaks de colores y una banana inflable recorrieron el espejo de agua.
A Mariana y Raúl Ortiz, de 20 años, el calor los llevó al dique. Mientras tomaban un helado contaron que les sorprendió la banana inflable. "Está espectacular. No hay nada que envidiarle a la playa. Dimos una vuelta y nos caímos cientos de veces. Es muy divertido", señalaron los jóvenes.
Alicia Cáceres, dueña de uno de los bares, comentó que desde los primeros días de enero se incrementó la afluencia de personas. "Respecto de otros años, se ve más gente de otras provincias", dijo la vendedora, que dio parte del crédito a las nuevas actividades que organizaron el Ente de Turismo y de Cultura de la Provincia en el dique.
En una mesa del balneario estaban compartiendo una cerveza, Daniela Pérez, de 27 años, Romina Lionti, de 22 años y Fabián Laorca, de 28 años. "Las cosas están mejor. Hay más organización. El control policial y el de alcoholemia aparentemente obligó a la gente a tomar más conciencia", recalcó Daniela.

En familia
En un sector del balneario se encontraba Mónica Rossi, de 26 años, una futura mamá de ocho meses de embarazo, que eligió instalarse bajo la sombra de un enorme árbol y disfrutar del verde."Somos un grupo de 12 personas. Vinimos con nuestros hijos. Preparamos una conservadora con hielo, gaseosas, agua y galletitas para los chicos. Después del almuerzo de los domingos, El Cadillal es nuestro lugar de visita obligado", comentó.
Acostados sobre un gran toallón, se encontraban Martín Avellaneda, de 29 años, con su hija Martina, de dos años. "Ahora traigo a mi familia porque noto más seguridad; la Policía, los bomberos y los guardavidas me dan más tranquilidad", comentó.
También Vanesa y José Nieva, que llevaron a su hijo Agustín de paseo, notaron más calma en la costa del embalse. "Venimos a menudo pero esta vez es diferente a las otras. El dique tiene mucha más vida, se ven más familias, hay nuevos paradores y los juegos nos parecen muy buenos", dijeron.
Además de familias, muchos jóvenes que disfrutan de sus vacaciones eligieron el dique como un sitio de descanso. Tal fue el caso de María Rocha, Débora Villafañe, Lorena Gutiérrez, Héctor Cuevas y Salomón Elías, que compartían una cerveza junto a la costa. "Somos de la Banda del Río Salí. Venimos siempre con amigos a tomar sol porque nos gusta el paisaje y la pasamos bien", contaron.
Por su parte, Nelson Saavedra, de 21 años, un tucumano que hace 17 vive en Cruz Alta, en Córdoba, eligió el embalse para pasar tiempo al aire libre ."La verdad que al ver estos paisajes me dan ganas de volver a Tucumán. Esto es el paraíso", sentenció, mientras tomaba una gaseosa con su amigo Javier Medina, de 19 años.

En el agua
Vestidos o con traje de baño niños, jóvenes y adultos nadaban dentro del espacio que los guardavidas delinearon con boyas para evitar que las embarcaciones entraran. Más de 15 guardavidas por turno controlaban la playa y realizaban prevención entre las familias. "Los casos de rescate más frecuentes se deben a personas, muchas veces menores, que ingieren alcohol o padres que descuidan a sus hijos y no tienen flotadores", puntualizó Rolando Monzón, uno de los guardavidas.
"Ahora que los autos no pueden pasar el cerco instalado a casi 50 metros de la costa podemos tener mucho más control. El ambiente es otro, está mucho más tranquilo y notamos que se toma menos alcohol", precisó Víctor Velázquez, coordinador del cuerpo de guardavidas.
Además de haber control en la zona costera, patrulleros vigilaban los alrededores y el estacionamiento, a 50 metros de la costa.
Por otra parte, el próximo sábado está prevista la inauguración de un ciclo de noches musicales. Los recitales, de folclore y voces melódicas, se desarrollarán los sábados (de enero y de febrero), a las 21, en el anfiteatro de El Cadillal.

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