Arte efímero y desmaterializado

Arte efímero y desmaterializado

Análisis por Jorge Figueroa - Redacción LA GACETA

04 Enero 2009

Si se entiende que el arte es tanto la obra como su circulación y su consumo, no se podrá obviar que al modificarse una de esta patas, también se altera la otra. En otras palabras: cuando se cambia la circulación de una obra, ella misma es intervenida. La tecnología (de eso se trata), no sólo influye en el arte sino que lo transforma; e igualmente actúa en la sensibilidad de los propios espectadores. Hoy la visibilidad se construye en cualquier espacio, pero no a costa de la invisibilidad. Internet, la red de redes, ha hecho posible aquella premonición de Andy Warhol pronunciada en 1968 (“en el futuro, todo el mundo será famoso durante 15 minutos”): a través de los blogs, myspace o fotologs, los artistas se han apropiado de la tecnología. Podría reflexionarse que el fenómeno al que asistimos no es sino, una profundización de la llamada desmaterialización del arte, iniciada en los años 60 con los conceptualistas; porque si hay algo que caracteriza a este arte es el hecho central de no ser material. ¿Lo podemos tocar, acaso? ¿Podemos sentirlo entre nuestros dedos? A lo máximo que podemos acceder, desde este punto de vista, es a una textura visual; la dimensión tridimensional ha desaparecido. Y, a la par de esta desmaterialización, lo que se pone en evidencia -una vez más- es la condición efímera del arte; que no es otra sino la de la condición humana. Estos datos más la aceleración de estos tiempos, son centrales en nuestra época: la red, si se quiere, es el sitio que de mejor manera puede llegar a expresarlos. Otro tema de reflexión, no menor, por cierto, es sobre las realidad de estas obras, porque operan y viven entre la realidad/real y la realidad/virtual. Porque lo opuesto a lo virtual nunca fue lo real, sino lo físico.

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