
INDIGNADOS. Los familiares de Santana reclamaron justicia. Su abuela Sara (de blanco) confirmó que se había tratado de un problema por drogas. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO

En el barrio Costanera, al este de la capital, el fantasma de la droga se interpuso trágicamente en el festejo de la Navidad. Apenas habían pasado dos horas desde el tradicional brindis, cuando el ruido de los cohetes se confundieron con los disparos efectuados desde una vivienda ubicada en el pasaje Próspero García y Costanera. Uno de los proyectiles acabó con la vida de Walter Santana, un joven de 23 años que fue asesinado de un disparo en el pecho durante un violento enfrentamiento protagonizado por dos familias del barrio.
Según testigos y policías, la víctima fue ultimada por un presunto comerciante de droga, que se negaba a venderle estupefacientes. Los pesquisas secuestraron de la casa del sospechoso, minutos después de ocurrido el hecho, 22 "tizas" de cocaína y una escopeta "tumbera" calibre 16.
A las 2.30, según relataron vecinos a LA GACETA, Santana, junto con tres jóvenes, fue hasta el domicilio que comparten Julio Alberto Villagra y Héctor Hugo Soria a comprar cocaína. Allí comenzaron a discutir y luego se fueron a las manos. "Walter no tenía toda la plata para comprar la droga; le faltaban unos centavos. Discutieron porque el otro no quería venderle", dijo Sara Nicolasa Reynoso, abuela de la víctima.
Soria y Villagra hicieron varios disparos desde el interior de la vivienda hacia donde estaba Santana. Uno de los proyectiles, presumiblemente de una pistola calibre 9mm, impactó en el pecho del joven, que cayó al pavimento. "Estuvo agonizando en la vereda durante varios minutos, hasta que llegó la Policía. Nosotros quisimos socorrerlo pero los otros seguían disparando. Debimos irnos porque si no, también nos mataban", relató Blanca Ledesma, una testigo del caso. El momento de mayor tensión se vivió minutos antes de la llegada de la Policía. Los allegados al muchacho, enfurecidos, comenzaron a arrojar piedras contra el frente de la casa de los acusados, y hasta quemaron una motocicleta de uno de los sospechosos.
Cuando llegaron los policías, un grupo se encargó de sofocar los disturbios, mientras otros agentes socorrían a la víctima, que agonizaba en el suelo. Los policías cargaron al muchacho en el patrullero y lo trasladaron hasta el hospital Centro de Salud, pero murió en el camino.
Mientras tanto, otro grupo de uniformados irrumpió en la vivienda de los acusados. Allí se encontraron con Olga Acuña, de 54 años, esposa de Soria, y con la hermana de Villagra, María Fabiana, de 22. En una mesa hallaron las 22 "tizas" de cocaína y papel para envolver la droga. Soria y su cómplice habían logrado escapar minutos antes por el fondo de la vivienda. Los vecinos creen que los acusados huyeron mientras la Policía entraba en la casa. "No entiendo cómo huyeron, si ellos estaban ahí", afirmó Ramón Pérez, otro vecino.
El caso es investigado por los policías de la División Homicidios y Delitos Complejos, al mando de los comisarios Miguel Gómez y Hugo Cabeza, supervisados por el fiscal Carlos Albaca. Según los registros policiales, tanto la víctima como sus presuntos homicidas tienen antecedentes policiales. A Santana lo habían acusado por robos agravados, pero nunca lo habían condenado. Soria y Villagra, en tanto, son conocidos en el barrio por su presunta vinculación al comercio de droga. Los vecinos afirmaron que desde hace tiempo comercializan la droga en el barrio.
Anoche, Villagra se presentó con su abogado, José Luis Chaván en la sede de la División Homicidios y quedó detenido. Según se informó, declarará hoy a la mañana en Tribunales. En tanto, los investigadores mantenían contactos con allegados a Soria, quienes dejaron trascender que también se entregaría, aunque no dijeron cuando.
Por disposición del fiscal Albaca, las dos mujeres permanecerán detenidas.







