¡¡¡La Mona es rocanrol, nennne!!!
Fuimos a Córdoba a ver el regreso triunfal de Los Fabulosos Cadillacs (eso ya lo contamos el lunes en Espéctaculos), y de paso aceptamos la invitación para asistir a un show de La Mona Jiménez.
INVITADOS. La Mona nos permitió subir al escenario para ver el show desde arriba. FOTO LA GACETA / DANIEL FERNANDEZ
Es un personaje que trasciende las fronteras musicales; es una leyenda viviente del cuarteto admirada por los rockeros nacionales; compartió el escenario y grabó canciones con Los Fabulosos Cadillacs, La Bersuit, Los Auténticos decadentes, Pity Alvarez (líder de Intoxicados); a sus recitales fueron desde el jugador Carlos "El Apache" Tevez hasta el juez federal Norberto Oyarbide.
Se viste de seda, sin embargo mona queda. Y esta mona, aunque está vestida de gloria, nunca dejó de ser Carlos Jiménez. Un artista con un gran carisma que se ganó el respeto y la admiración de varias generaciones durante sus cuatro décadas de carrera. Incluso de quienes no son de su palo.
Este fue el caso de un grupo de periodistas de Buenos Aires, Mendoza, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja, quienes fueron a cubrir el regreso de Los Fabulosos Cadillacs al estadio Chateau Carreras, invitados por Personal.
Estaban en la cuna del cuarteto y no podían desaprovechar esa única oportunidad que se les presentaba: La Mona actuaba el domingo 6 de diciembre, a las 2 de la madrugada, en el Estadio del Centro.
Todos se sumaron al plan. Cuando finalizó el recital de Los Fabulosos, pasada la medianoche, los hombres y mujeres de prensa se calzaron sus cámaras digitales y se dirigieron en malón hacia el local bailable. La intención era sólo ver el show, pero lo que vivieron superó todas las expectativas.
Los hicieron pasar y cuando menos se dieron cuenta estaban detrás del escenario cuando La Mona empezaba su show ante miles de personas que deliraban con su música. Todos se ubicaron junto a una pequeña puerta y desde ahí sacaban fotos. Sin embargo, grande fue la sorpresa cuando el cantante los descubrió y los llamó.
Micrófono en mano, les preguntó de dónde eran y los invitó a compartir el escenario junto a él y sus músicos. "Por favor, pasen... pasen". Los periodistas no lo dudaron y se sumaron a la fiesta. Bailaron y le sacaron muchas fotos. Él posaba para cada uno de ellos. Los periodistas se miraban entre sí y no lo podían creer, estaban en el escenario junto a La Mona, en un show en vivo, ante miles de personas.
Pero la sorpresa no terminaba ahí. Como si estuviera en el living de su casa (así parece sentir el escenario) les preguntó: "¿qué van a tomar?" Nuevamente, entre ellos se miraron sorprendidos. Inmediatamente llamó a unos de sus colaboradores y le ordenó que les sirvieran cerveza a todos sus invitados.
Dos integrantes de Los Fabulosos Cadillacs también habían armado el mismo plan. Al finalizar el recital en el Chateau, Daniel Lozano y Fernando Ricciardi, trompetista y guitarrista de la banda, respectivamente, fueron a visitar a su amigo al Estadio del Centro.
Cuando finalizó la primera parte del show, La Mona recibió en la antesala del escenario a los periodistas; se sacó fotos con ellos; charló sobre su enfermedad, les adelantó que el año que viene realizará su última gira fuera de Córdoba y que está lanzando su disco número 78.
La situación más graciosa se produjo cuando saludó a un joven periodista porteño, quien tiene un enorme parecido con el cuartetero. Al quedar frente a frente, La Mona se detuvo, lo miró fijo a los ojos y le dijo: "¿y la mami, cómo anda?" Todos estallaron de la risa. Por supuesto se sacó varias fotos con su clon. Se despidió de ellos, uno por uno, y los invitó para el próximo show. Silvio Pratto, Alejandra Pérez, Itatí Carrique, Cristian Avanzini, Daniel Fernández, Eduardo Sánchez, Marcelo Benavides, Sebastián Espósito y Hernán Escudero nunca olvidarán el momento que pasaron junto La Mona. Ya de vuelta a sus pagos, siguen intercambiando entre ellos las fotos que se sacaron con el carismático músico y comentando la inolvidable noche que vivieron junto a un ídolo de la música popular. Muchos comprendieron porqué es tan querido por los rockeros: porque La Mona es una verdadera estrella del rock.
Se viste de seda, sin embargo mona queda. Y esta mona, aunque está vestida de gloria, nunca dejó de ser Carlos Jiménez. Un artista con un gran carisma que se ganó el respeto y la admiración de varias generaciones durante sus cuatro décadas de carrera. Incluso de quienes no son de su palo.
Este fue el caso de un grupo de periodistas de Buenos Aires, Mendoza, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán y La Rioja, quienes fueron a cubrir el regreso de Los Fabulosos Cadillacs al estadio Chateau Carreras, invitados por Personal.
Estaban en la cuna del cuarteto y no podían desaprovechar esa única oportunidad que se les presentaba: La Mona actuaba el domingo 6 de diciembre, a las 2 de la madrugada, en el Estadio del Centro.
Todos se sumaron al plan. Cuando finalizó el recital de Los Fabulosos, pasada la medianoche, los hombres y mujeres de prensa se calzaron sus cámaras digitales y se dirigieron en malón hacia el local bailable. La intención era sólo ver el show, pero lo que vivieron superó todas las expectativas.
Los hicieron pasar y cuando menos se dieron cuenta estaban detrás del escenario cuando La Mona empezaba su show ante miles de personas que deliraban con su música. Todos se ubicaron junto a una pequeña puerta y desde ahí sacaban fotos. Sin embargo, grande fue la sorpresa cuando el cantante los descubrió y los llamó.
Micrófono en mano, les preguntó de dónde eran y los invitó a compartir el escenario junto a él y sus músicos. "Por favor, pasen... pasen". Los periodistas no lo dudaron y se sumaron a la fiesta. Bailaron y le sacaron muchas fotos. Él posaba para cada uno de ellos. Los periodistas se miraban entre sí y no lo podían creer, estaban en el escenario junto a La Mona, en un show en vivo, ante miles de personas.
Pero la sorpresa no terminaba ahí. Como si estuviera en el living de su casa (así parece sentir el escenario) les preguntó: "¿qué van a tomar?" Nuevamente, entre ellos se miraron sorprendidos. Inmediatamente llamó a unos de sus colaboradores y le ordenó que les sirvieran cerveza a todos sus invitados.
Dos integrantes de Los Fabulosos Cadillacs también habían armado el mismo plan. Al finalizar el recital en el Chateau, Daniel Lozano y Fernando Ricciardi, trompetista y guitarrista de la banda, respectivamente, fueron a visitar a su amigo al Estadio del Centro.
Cuando finalizó la primera parte del show, La Mona recibió en la antesala del escenario a los periodistas; se sacó fotos con ellos; charló sobre su enfermedad, les adelantó que el año que viene realizará su última gira fuera de Córdoba y que está lanzando su disco número 78.
La situación más graciosa se produjo cuando saludó a un joven periodista porteño, quien tiene un enorme parecido con el cuartetero. Al quedar frente a frente, La Mona se detuvo, lo miró fijo a los ojos y le dijo: "¿y la mami, cómo anda?" Todos estallaron de la risa. Por supuesto se sacó varias fotos con su clon. Se despidió de ellos, uno por uno, y los invitó para el próximo show. Silvio Pratto, Alejandra Pérez, Itatí Carrique, Cristian Avanzini, Daniel Fernández, Eduardo Sánchez, Marcelo Benavides, Sebastián Espósito y Hernán Escudero nunca olvidarán el momento que pasaron junto La Mona. Ya de vuelta a sus pagos, siguen intercambiando entre ellos las fotos que se sacaron con el carismático músico y comentando la inolvidable noche que vivieron junto a un ídolo de la música popular. Muchos comprendieron porqué es tan querido por los rockeros: porque La Mona es una verdadera estrella del rock.








