
“Kangamba” cuenta la lucha del “Che”
La película cubana sobre la guerra revolucionaria en Africa, recibió la adhesión de los jóvenes especialmente. En la isla, la realización de Rogelio París causó fanatismo. La realidad del cine cubano parece complicarse cada día más, aunque siguen produciéndose filmes que reciben elogios
LOCACION. La realización fue rodada en Camagüey (Cuba) contó el director.

MAR DEL PLATA (Enviado especial, Juan Carlos Di Lullo).- Rogelio París destacó la adhesión que su película “Kangamba” despertó entre el público cubano, especialmente entre los jóvenes y los adolescentes. El filme relata la incursión de Ernesto “Che” Guevara al Congo, como un aporte a su revolución.
El realizador subrayó que, por su corta edad, esos muchachos no vivieron personalmente los hechos que se relatan en el filme, y que su adhesión se produce independientemente de su filiación o parentesco con los directamente involucrados en la historia; el realizador entiende que esto se debe a que ese público es especialmente sensible a la pintura de las características humanas que se produce en el filme: la amistad, la lealtad, el amor, la cobardía, el heroísmo, la solidaridad.
“Esto se produce en un momento especialmente delicado para la exhibición del cine en nuestro país; a los crónicos problemas de desabastecimiento de insumos técnicos se agregaron los daños producidos por los dos últimos huracanes, que nos dejaron con 140 salas menos para ver cine”, detalló. El director señaló que las dos películas más exitosas en Cuba fueron vistas entre 2000 y 2008 por unas 500.000 personas, y que “Kangamba”, en poco más de un mes, está a punto de alcanzar los 700.000 espectadores.
El realizador cubano se mostró orgulloso porque considera que su película superó dos enormes desafíos: el de soportar sin críticas la visión por parte de los sobrevivientes de los hechos que se narran (volvieron con vida unos 40 cubanos de los 82 que combatieron en tierra africana) y el de la “africanización” de la acción (el filme se rodó en Camagüey, Cuba), proceso que a su juicio fue exitoso por el nivel de compromiso y de compenetración de todos los que intervinieron en la producción.
El director explicó que a ese hecho se debe el cambio en el nombre del poblado angoleño que le da el título a la película. El pueblo se llama, en realidad, Cangamba, pero él decidió cambiar la C por K para reafirmar el hecho de que se trata de una versión de la realidad, y no la realidad misma.
“La película que van a ver está dedicada a dos capas sociales: a los que no pueden verla y están allí, y a los que no pueden verla porque todavía no han nacido”, concluyó el director.
Autografo con “bonus”
El actor Armando Tomey, uno de los protagonistas del filme, al hacer referencia al interés de los jóvenes en “Kangamba”, contó que un compañero de su hijo adolescente le pidió un autógrafo. Cuando lo obtuvo comentó satisfecho que con el papel firmado iba a descontar la ventaja que le llevaba uno de sus compañeros, ya que este había visto 13 veces la película, mientras que el cazador de autógrafos “sólo” la había presenciado en seis oportunidades.

Homenaje a Lamarque
La figura y la obra de la actriz y cantante Libertad Lamarque, protagonista importante del cine argentino, recibió un homenaje en el Festival. El homenaje se llevó a cabo con la proyección de “La ley que olvidaron” (1937), de José Agustín Ferreyra, un melodrama donde la actriz compartió cartel con Santiago Arrieta, Herminia Franco y Pepita Muñóz.
La película completaba una trilogía de melodramas que Ferreyra y Lamarque -que el 24 de este mes hubiera cumplido 100 años- habían iniciado con “Ayúdame a vivir” (1936) y “Besos brujos” (1937).
Si bien la cantante intervenía en el cine desde antes de su encuentro con Ferreyra, fueron estos tres filmes los que la transformaron en una estrella y, además, conquistaron por primera vez los mercados latinoamericanos para el cine argentino. (Enviado especial)



