Las deudas no deben embargar la productividad en el trabajo

Las obligaciones financieras suelen ser una mochila que cualquier trabajador lleva a la empresa. Sin embargo, preocuparse demasiado en ellas conlleva algunos riesgos.

16 Septiembre 2008
Empieza otra semana y, con ella, se renuevan los problemas: las deudas me agobian y no puedo concentrarme en el trabajo. No hay trabajador que no haya sentido esta preocupación, como la de llegar a fines de mes sin contratiempos financieros. Las deudas hogareñas suelen ser una pesada mochila que la persona arrastra en la medida de la importancia de los compromisos asumidos.
Más allá del problema monetario, las deudas pendientes afectan el rendimiento laboral, ya que decaen el entusiasmo y el compromiso con la diaria tarea que debe desarrollar el endeudado. Desde ese punto de vista, hay que tener en claro dos cuestiones. En el aspecto negativo, el endeudamiento genera inestabilidad y pone en riesgo el trabajo, es decir, agrega más problemas. Por el contrario, si se tiene una visión optimista, en ese mismo trabajo puede estar la fuente de la solución a los problemas, plantea José Blunda, experto en Gestión y Entrenamiento de personal. "El trabajador debe enfocarse en este último concepto, porque será la mejor manera de generar recursos para atender el endeudamiento", dice el especialista a LA GACETA.
Blunda sugiere aplicar un concepto básico de la economía a la hora de elaborar los presupuestos hogareños. "Es necesario aprender que los recursos siempre serán escasos y que, por lo tanto, se requiere una efectiva administración del dinero, para evitar dolores de cabeza y falta de atención en el trabajo", afirma. La preocupación que traen aparejadas las deudas, aclara Blunda, es inevitable. Sin embargo, en la oficina hay que ocuparse de la tarea para no alimentar el problema.
El grado de satisfacción
Aunque resulte un poco doloroso admitirlo, nos gusta vivir con deudas: por más que tengamos nuestra necesidades básicas resueltas estamos, constantemente, buscando "algo más", sostiene por su parte, el consultor Gabriel Schwartz. Eso es algo inherente al hombre: el deseo nunca se cumple y, por eso, no hay hay un grado de satisfacción completa.
"Nuestras deudas pendientes hacen que nos movamos para conseguir lo que queremos. Desde ?más tiempo para nosotros?, hasta un viaje a la Polinesia", señala el experto. Ahora, el interrogante encuentra dos caminos: ¿qué nos proponemos y ¿cuán alta ponemos la vara?
"Encontrar el equilibrio entre nuestros deseos y posibilidades para conseguir logros que sean coherentes con nuestros valores e intereses. Esa es la cuestión", sostiene Schwartz. Llegar a fin de mes puede ser algo satisfactorio en el mediano o largo plazo plazo aunque, a veces, tensionante en lo inmediato. "La cuestión pasa por establecer cuál es nuestro fin de mes y no tratar de alcanzar lo inalcanzable en el corto plazo", puntualiza el especialista. Dentro del management moderno se acepta que una de las funciones más importantes de los líderes es que deben generar nuevos desafíos para sus colaboradores. Y estas metas tienen que tener concordancia con sus posibilidades e intereses.
"Si no es así, los colaboradores se los buscarán por ellos mismos. Algunos dedicarán menos energía al trabajo, pues ya lo hacen ?de taquito?, otros pedirán alguna comisión a proveedores porque quieren ganar más plata, otros buscarán sectores en los que puedan desarrollarse y otros cambiarán de trabajo", observa Schwartz.
"Llegar a fin de mes simboliza "qué queremos hacer" y es un aprendizaje diario que , a veces, nos sorprende a nosotros mismos abriéndonos nuevos caminos hacia los siguientes fines de mes", finaliza el experto de psicologialaboral. com.

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