Skay Beilison exorcizó a los fans con sus canciones

SALTA (Facundo Pereyra, enviado especial).- Casi 2.000 personas participaron en la ceremonia con la que Skay Beilinson exorcizó a Salta, como seguramente ocurrirá esta noche a las 21 en el club Floresta (avenida Colón 471) de Tucumán.
Al frente de Los seguidores de la diosa Kali, Skay transmite sensaciones y obliga a buscar en el pasado con una intensidad tan fuerte como extenuante, aunque esto se perciba recién al final del show, cuando la banda saluda y el público ovaciona, ya sin cantos exigiendo el regreso de Los Redondos, el grupo del que fue mucho más que un violero durante más de 25 años.

Presente seductor
El recital, después de siete años como solista y con tres discos a cuestas, muestra a un Skay que sin negar el pasado, ofrece un presente que seduce y dispara sensaciones cargadas de adrenalina. La exigencia de los ricoteros para que se reúna la banda que lideró con el Indio Solari estuvo presente, pero de a poco las nuevas emociones fueron ganando espacio por el peso de temas que mantienen la coherencia musical, estética e ideológica con aquel fenómeno que a fines de los 90 estalló en popularidad, convirtiendo en "misas" cada recital.
El carácter es distinto, y tal como Skay le dijo el jueves a nuestro suplemento 4AM, estos encuentros que él protagoniza llevan a la identificación con un líder, un impulsor de encuentros, un chamán, como él mismo termina aceptando. Otra mística.
De todos modos, el show tiene algo para quienes siguen esperando el reencuentro, que parece estar demasiado lejos. Pero lo que entrega de Los Redondos, ya le pertenece a Los seguidores? "Jí,jí,jí" mantiene la energía que llevó a que sea la música de fondo de los pogos más grandes del mundo, como se decía en cada uno de los masivos recitales de Los Redondos en estadios repletos, pero en una versión con arreglos y detalles diferentes, en los que Oscar Reyna (guitarra) y Javier Lecumberry (teclados) le aportan el color y el calor de lo nuevo.
Más de una hora y media, con bises incluidos, sirven para hacer un mapeo completo de estos años de protagonismo compartido con Poli, pareja e "ingeniera psíquica", y con una banda tan sólida como afín a las ideas que salen de los dedos contra el mástil de la guitarra, o de la voz fuerte de Skay. El grupo se completa con Claudio Quartero (bajo), Topo Espíndola (batería).
En ese tiempo, los temas que mantienen los pies lejos del piso son los de esta etapa. Por supuesto que cuando aparecen los himnos ricoteros el público se enardece más, y los niños pequeños que llegaron a hombros de sus padres o madres se aferran a sus pelos entre los saltos y cantos de los que nadie puede quedar exento.
Entre los rasgos ricoteros que se mantienen está el de la presencia de los "peregrinos", a quienes él les dedicó "Astrolabio", una de las pocas canciones que hizo de "A través del mar de los Sargazos" (2002), su primer disco. Fue el caso de Gabriel, uno de los tucumanos que no pudo controlar la ansiedad ni esperar hasta esta noche, y viajó. "Sí, también voy a Floresta. Pero esto es impagable, lloré, salté, me reí? fue increíble", dijo mientras salía del micro estadio Delmi, directamente hacia la calle Balcarce para brindar con algunos compañeros de ruta antes de emprender el regreso.
Esta noche habrá un nuevo ritual en Tucumán, en el que Skay se convertirá otra vez en el encargado de juntar a todos para viajar a otra realidad, como él le dijo a 4AM el jueves.