“Están ocupados en pensar cómo consumirán”

Una docente que trabaja en una escuela de la zona reconoció que no pueden atender a los alumnos.

COSTUMBRE. Los amigos de Ariel “Bolero” Suárez pusieron varios cigarrillos de marihuana en el cajón para despedirlo.  LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO COSTUMBRE. Los amigos de Ariel “Bolero” Suárez pusieron varios cigarrillos de marihuana en el cajón para despedirlo. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
29 Junio 2008
“El año pasado, paré las clases porque pensé que una alumna de 14 años estaba sufriendo un ataque de nervios. Me quedé helada cuando los médicos que la atendieron me explicaron que, en realidad, estaba sufriendo síndrome de abstinencia porque no consumía drogas”, explicó Estela, una maestra de la escuela República del Perú.
La docente reconoció que a su establecimiento concurren decenas de jóvenes que viven en el barrio Antena y que saben que son adictos porque sus propios padres se lo comentaron. “Por su adicción no pueden seguir con las consignas más elementales. Lamentablemente, no estamos capacitadas para atender estos tipos de casos”, explicó.
La maestra dijo que el tema se les está escapando de las manos. “Es muy difícil trabajar con un grupo de chicos que se encuentran en estas condiciones. Para que la gente pueda entender, son menores que están ocupando su tiempo en ver qué robarán, no para comprarse vestimentas o comida, sino para poder comprar  drogas en las calles”, señaló.
Estela comentó que aún no puede olvidarse de lo que vivió en 2006, cuando asistió al velorio de Ariel Angel “Bolero” Suárez, de 15 años, que fue asesinado en un ajuste de cuentas, y su cuerpo, arrojado en un precipicio ubicado en la ruta que conduce a Tafí del Valle. “El fue alumno mío durante bastante tiempo y sabía que era adicto. Estábamos en su casa, donde había un montón de compañeros que habían pasado por mi grado. Lo primero que noté es que los chicos ya no tienen dientes por la droga que toman. El presente de esos jóvenes es aterrador”, explicó.
La maestra dijo que la edad de inicio de consumo es cada vez menor, ya que ella detectó casos en chicos de 11 años. “La situación es muy preocupante porque todos provienen de hogares muy complicados. Sus padres no trabajan o son hijos de delincuentes. Todos son miembros de familias numerosas; me refiero a que tienen hasta diez hermanos y viven en una casa precarísima. Hay situaciones que no podemos manejar”, comentó.

Relevamiento
Miguel Gómez, jefe de la División de Homicidios y Delitos Complejos, se hallaba sorprendido cuando recorrió el barrio Antena para esclarecer el homicidio de Jorge Luis Rojas. “Es uno de los lugares más marginales por donde caminé. Es común ver a personas, sobre todo jóvenes, que se reúnen a las noches para consumir bebidas alcohólicas en grandes cantidades y, posiblemente, otras sustancias tóxicas”, comentó.
El jefe policial indicó que también le llamó la atención el alto índice de desocupación que existe en el barrio. “Lo más grave del caso es que se trata de familias numerosas; en cada hogar hay entre seis y siete hijos. Son casas en donde abundan las necesidades de todo tipo”, señaló.
Si bien es cierto que el crimen de Rojas está vinculado a la venta y al consumo de drogas en el barrio Antena, Gómez se negó a informar sobre lo que ocurre en el vecindario.
“Se elaboró un informe muy meticuloso sobre lo que descubrimos mientras realizábamos la investigación del homicidio. Ese trabajo ya fue elevado a nuestros superiores para que actúen. No tengo dudas de que pronto se tomarán medidas sobre el tema”, dijo.

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