Algunos sectores del parque 9 de Julio están totalmente abandonados, especialmente el área que rodea el lago San Miguel: aún quedan los escombros de la confitería que se derrumbó en enero; el espejo de agua está lleno de basura y las vallas que lo rodean están destruidas. Los niños juegan en medio del barro y de la suciedad. Y muchas de las fuentes y el reloj de flores no funcionan.