En 1966, un grupo de jóvenes intentó tomar las Islas

En 1966, un grupo de jóvenes intentó tomar las Islas

Un 28 de setiembre, 18 jóvenes entre los que había trabajadores, sindicalistas, estudiantes, periodistas y dramaturgos desembarcó en la capital isleña.

06 Abril 2008
MALVINAS, (por Alvaro Aurane, Enviado Especial) Sigue ahí, igual que hace décadas, como una muestra tangible de que hay cosas que no cambian en las Malvinas. La pista de carreras cuadreras, en la capital de las islas, sigue siendo el mismo largo descampado de siempre. Hay unas cercas de madera de mediana altura, que deben ser traspasadas hasta llegar al lugar. Nadie se preocupa en ver a alguien encaramado a las tablas, porque del otro lado sólo hay unas tribunas. Eso sí, bien pintadas.

Aquí asisten los isleños, fundamentalmente en la navidad, para presenciar alguna competencia con tracción a sangre, que no tiene veleidades de Derby de Kentucky norteamericano ni del Irineo Leguizamo argentino. Sin embargo, en una oportunidad, los isleños acudieron masivamente al lugar, en septiembre. Un día 28, concretamente. Y, para más datos, iban a ver argentinos.

El mes ya revela, por sí solo, que el episodio no correspondió a la Guerra de las Malvinas, que se extendió entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982. Pero el año del suceso es todavía más revelador: data de 1966.

Tal y como lo revela el calendario, fue un verdadero día de miércoles para los ocupantes de las islas. Y también fue de jueves. Porque en aquella oportunidad, un grupo de 18 jóvenes peronistas, entre trabajadores, sindicalistas, estudiantes, periodistas y dramaturgos, hicieron flamear la bandera argentina durante 36 horas en el corazón del archipiélago austral. El hecho quedaría en la historia argentina como "Operación Cóndor".

Los acontecimientos, en la primera jornada, se sucedieron desde la madruga. A las 6.00, según numerosas fuentes, o a las 5.00, según muchas otras, Dardo Manuel Cobo, de 25 años, y Alejandro Giovenco (21), ingresaron armados con pistolas a la cabina del Douglas DC-4 que había despegado minutos después de la medianoche del aeroparque Jorge Newbery, en la Capital Federal, como el vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas con destino a Río Gallegos. A esa hora de la madrugada, la aeronave con 35 pasajeros ya sobrevolaba territorio de Santa Cruz. "Ponga rumbo uno-cero-cinco", le ordenaron al comandante Ernesto Fernández García.

La primera reacción piloto fue tratar de disuadir a los jóvenes, argumentando que no tenía combustible para llegar a las Malvinas. Pero los miembros del grupo se mantuvieron inconmovibles, así que a Fernández García no lo quedó otra opción que dirigirse al lugar en cuestión. La "Operación Cóndor" daba comienzo.

La única mujer del grupo era María Cristina Terrier (27), que era la tercera al mando. Su padre, César Verrier, había sido juez de la Suprema Corte de Justicia y funcionario del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1961). La lista se completaba con Ramón Sánchez (20), Andrés Castillo (23), Ricardo Ahe (20), Norberto Karasiewicz (20), Aldo Omar Ramírez (18), Juan Carlos Bovo (21), Pedro Tursi (29), Juan Carlos Rodríguez (31), Luis Caprara (20), Edelmiro Jesús Ramón Navarro (27), Fernando José Aguirre (20), Fernando Lisardo (20), Pedro Bernardini (28), Edgardo Salcedo (24), y Víctor Chazarreta (32 años).

Por aquel entonces, la capital de las islas carecía de un aeropuerto y por eso la pista de carreras sirvió, aquella vez, de pista de aterrizaje. Y de hipódromo local pasó a llamarse " "Aeropuerto Antonio Rivero", en homenaje al gaucho de origen entrerriano, que el 26 de agosto de 1833 lideró un grupo de peones argentinos que se sublevaron contra la opresión a la que eran sometidos por los ocupantes ingleses.

La idea original era ocupar la casa del gobernador y tomar el arsenal del lugar, pero dado su peso, el avión se hundió en la pista y fue rápidamente rodeado por la milicia local. Los jóvenes descendieron e hicieron flamear siete banderas.

Hubo largas negociaciones para que los miembros de la "Operación Cóndor" se rindieran. En todas ellas fue clave el papel negociador del sacerdote católico de la isla, Rodolfo Roel, que hasta celebró una misa en el avión, tras la cual se cantó el Himno. Finalmente, los jóvenes entregaron las armas a las 17.00 del 29 de septiembre.

De regreso a la Argentina, donde gobernaba el dictador Juan Carlos Onganía, los jóvenes fueron procesados en Tierra del Fuego por "privación de la libertad, tenencia de armas de guerra, delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación, asociación ilícita, intimidación pública, robo calificado en despoblado y piratería". Cabo (que se casó en la cárcel con Terrier), Giovenco y Rodríguez fueron condenados a tres años de prisión. El resto quedó libre, tras cumplir nueve meses de prisión.

No quedan huellas de aquel suceso en las Malvinas. El lugar donde volvía a flamear la bandera argentina hace casi 42 años sólo es distinguible por una construcción poco elevada, ornamentada por el escudo con que los isleños identifican al archipiélago. Su figura es tan distintiva como alegórica. Es, casi ineludiblemente, una oveja.

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