"Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa", define el Diccionario de la Real Academia Española. Según otros, sólo se trata de una versión de la verdad. El cantautor Joaquín Sabina la define como media verdad al revés. Sin embargo, los tucumanos la reconocen como una sola cosa: una mentira.
"En cinco minutos llego", "te llamé y daba ocupado", "te mandé un mensaje ayer, no te llegó?", "no sos vos, soy yo". Quién no escuchó una de estas frases alguna vez. Familiares, amigos, compañeros de trabajo, los destinatarios de los engaños puede pertenecer a cualquier ámbito.
De acuerdo con un estudio publicado por el diario inglés "Daily Mail", las personas dicen un promedio de cuatro mentiras diarias. La encuesta, en la que participaron 2.500 personas, revela que los hombres son los más mentirosos, ya que dicen cinco mentiras por día, mientras que las mujeres dicen un promedio de tres diarias.
La mentira piadosa que más dicen los ingleses es la popular frase "está todo bien". A esta le siguieron "qué bueno verte", "tenemos que vernos pronto", "perdón, no llegué a atender" y "estoy en camino". En las calles tucumanas, la gente coincide con que estas aseveraciones son las más comunes. Además, con frecuencia se usan las expresiones "te estaba por llamar", "hablemos para ir a tomar un café" y "estás igual que siempre". La encuesta inglesa también determinó que los principales destinatarios de estas frases son los compañeros de trabajo, después los familiares y por último los amigos.
Cuestiones menores"Una amiga siempre miente sobre cosas que en realidad no son importantes. Por ejemplo, una vez me dijo que no podía salir porque tenía que estudiar. Sin embargo, a otra amiga le dijo que se quedaba en casa con su novio. Así actuaba siempre y, aunque la descubríamos, ella nunca cambió", contó Melina Z., una estudiante de Derecho de 22 años.
Según el abogado especialista en Sociología, Agustín Torres, las relaciones sociales están repletas de mentiras -ya que nunca se miente en privado, es decir, a uno mismo-.que se dicen por cortesía, por educación o por necesidad. "Se miente para perseguir aspiraciones, para no lesionar sentimientos, para no desvirtuar confianzas depositadas. Se miente, incluso, para mantener un estatus social", ejemplificó. "La mentira puede constituir tanto un recurso individual como una mecánica compartida por muchas personas", aclaró Torres.
"Anoche estaba en un bar del tomando una cerveza y una chica hermosa, rubia, me encaró, me dio un beso y después nos fuimos juntos del lugar", contó Javier, un estudiante de Comunicación Social de 26 años, a sus amigos. Sin embargo, ellos no le creyeron. "Estamos acostumbrados a que invente historias. Siempre cuenta que las mujeres lo acosan. Pero cuando nos fuimos de vacaciones comprobamos que no estuvo con ninguna chica", relató Pablo Posleman, un estudiante de 22 años.
Los sacerdotes son, en muchas oportunidades, testigos de las mentiras dado su rol de intermediarios entre Dios y los hombres. "A la gente le cuesta decir la verdad, sobre todo cuando se quieren salvar de una situación. Cuando una persona acude al sacerdote y manifiesta sus acciones, lo hace porque en el fondo sabe que no actuó bien ética ni moralmente, y se dan cuenta de que hay algo que les reprocha su conciencia", explicó Monseñor Liborio Randisi. Sin embargo, consideró que esa actitud no es aceptable. "Cuando alguien no quiere asumir una responsabilidad responde con una evasiva y así no contribuye a construir el bien común, porque sabe que su respuesta no es la correcta sino que es parcial", indicó.
Randisi señaló que una de las mentiras más frecuentes que escucha es la de algunos profesionales que recurren al engaño como mecanismo de autodefensa. "Dicen: ?sí, me estoy ocupando de tal asunto pero, en realidad, por falta de tiempo o de dinero o por no haber comprendido lo que tenía que hacer?, dilatan su tarea y no cumplen lo que dicen", contó.
Ninguna excusa puede justificar los engaños
Muchas personas niegan haber engañado alguna vez a alguien, y argumentan que sólo dicen las cosas de otra manera. "Yo no miento, sólo digo una versión de la verdad", dijo, con picardía Mariana Suárez, defendiéndose de sus amigas que la acusan de ser mentirosa.
La lingüista Isabel Requejo indicó que en todos los ámbitos - laboral, político, institucional- las mentiras piadosas son moneda corriente. Pero además, los tucumanos también usan la palabra mentira en otros contextos. "En nuestro lenguaje cotidiano, la frase "parece mentira" es muy frecuente. Otra estrategia comunicativa muy usual es la que se define como "vacuna"; es decir, cuando confesamos un mal menor para tapar un mal mayor. Ejemplo típico de esto es cuando una persona justifica haber engañado a alguien ya que lo hizo con un propósito noble", apuntó la especialista.
Monseñor Liborio Randisi explicó que hay situaciones en las que, para evitar un mal mayor, no se dice toda la verdad. "En ese caso no podemos decir que es bueno no decir la verdad. Si bien es cierto que se busca evitar un daño mayor, también se parcializa la verdad con ese sentido de no querer hacer un daño a esa persona", aclaró. Por eso, según el párroco, se trata de una conceptualización mental ya que la persona sabe que tiene que decir la verdad pero, para no lastimar al otro, trata de hacer un rodeo de esa verdad sin querer engañar a la otra persona. "En ese sentido, sí está permitido en la Iglesia Católica", señaló.
Según los expertos, la mentira es grave si hace un grave daño a otros. Pero advierten que una cosa es mentir y otra ocultar la verdad.