Bob Rafelson siempre fue un rebelde

El director, que hoy cumple 75 años, filmó la famosa película "El cartero siempre llama dos veces". Y rodó seis filmes con Jack Nicholson, con quien comparte una larga amistad.

BUENAS CRITICAS. Sus filmes tuvieron buena acogida. BUENAS CRITICAS. Sus filmes tuvieron buena acogida.
21 Febrero 2008
Nue­va York.- Bob Ra­fel­son es con­si­de­ra­do uno de los pre­cur­so­res del Nue­vo Holly­wood. En los años 60 y prin­ci­pios de los 70 era par­te de ese gru­po de ci­neas­tas es­ta­dou­ni­den­ses jó­ve­nes que lle­vó ai­re fres­co a la in­dus­tria, con pe­lí­cu­las exi­gen­tes y po­co con­ven­cio­na­les. Hoy, el ci­neas­ta, guio­nis­ta y pro­duc­tor cum­ple 75 años.
Has­ta aho­ra su ma­yor éxi­to fue la cin­ta “El car­te­ro siem­pre lla­ma dos ve­ces” (1980), ba­sa­do en una no­ve­la ho­mó­ni­ma del es­cri­tor nor­tea­me­ri­ca­no Ja­mes M. Cain. En la ro­mán­ti­ca cin­ta de sus­pen­so, Jack Ni­chol­son ha­ce el amor con Jes­si­ca Lan­ge so­bre la me­sa de la co­ci­na, una es­ce­na ya clá­si­ca que con­mo­cio­nó a al­gu­nos en la mo­ji­ga­ta Nor­tea­mé­ri­ca.
Ra­fel­son, quien vi­ve en Nue­va York, tie­ne una es­tre­cha re­la­ción con Ni­chol­son: jun­tos ro­da­ron un to­tal de seis pe­lí­cu­las. “Lo que me gus­ta de tra­ba­jar con Bob es que pue­do ha­cer­lo de for­ma tan po­co sen­ti­men­tal co­mo quie­ra”, con­tó una vez Ni­chol­son. Los crí­ti­cos con­si­de­ran co­mo obra maes­tra la van­guar­dis­ta “Fi­ve Easy Pie­ces” (1970), que ob­tu­vo dos no­mi­na­cio­nes al pre­mio Os­car. Jun­to a “The King of Mar­vin Gar­dens” (1972) y “Blood & Wi­ne” (1996) es par­te de una amar­ga tri­lo­gía fa­mi­liar con ras­gos au­to­bio­grá­fi­cos.
Ra­fel­son na­ció en 1933 en Nue­va York. Tras una vi­da lle­na de aven­tu­ras, pri­me­ro es­tu­dió fi­lo­so­fía y lue­go co­men­zó a tra­ba­jar co­mo guio­nis­ta pa­ra la te­le­vi­sión. A me­dia­dos de los 60 creó jun­to a un ami­go la exi­to­sa se­rie de te­le­vi­sión so­bre el gru­po pop “The Mon­kees”. Su pri­me­ra pe­lí­cu­la “Head” (1968, con guión de Ni­chol­son) tam­bién tra­ta­ba so­bre es­tos mú­si­cos, y le abrió las puer­tas en Holly­wood.
A pe­sar de las bue­nas crí­ti­cas, Ra­fel­son si­guió sien­do un out­si­der. Fre­cuen­te­men­te de­bió lu­char por sus pro­yec­tos y pa­sar pe­río­dos de es­pe­ra ca­da vez más lar­gos. En 1979 fue des­pe­di­do du­ran­te el rodaje de la cin­ta  “Bru­ba­ker” porque agredió a un técnico. (DPA)

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