Dime que lees...

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Elvis revolucionó sus cuerpos; ellos, sus mentes.

LA GACETA LA GACETA
31 Enero 2008
Ginsberg, el rey del beat
“¡Es Allen Ginsberg, man!”, dice Bob Dylan, versión Cate Blanchet, en “I’m not there”. Es la época más tóxica de Bob, acaba de mandar a su mujer a lavar sus tarjetas de crédito, y es ahí cuando se le acerca este pelado de barba dejada y mente brillante de la generación beat e, inspirado por Dylan, compuso “First blues”. Ginsberg ocupó el trono que pudo ser de Kerouac (ponía cara fea delante de hippies). Allen y el animal William Burroughs fueron rockers de la pluma y la palabra. Compartieron con Lou Reed su fascinación por las drogas. “Yonqui”, de Burroughs, es el mejor ejemplo. Se trata de la generación más influyente del rock sin distinciones. “Aullido”, de Ginsberg, inspiró a Zappa, a Patti Smith, y a “Diamond dogs”, de Bowie. “Buy me a Mercedes”, de Janis, la escribió  Michael Mc Clure. Eso sí, “Like a Rolling Stone”, salió de la cabeza de Bob.


Lovecraft, el amor en barras de metal
Entre tanta parafernalia que predica el metal aparecen mucha literatura y composiciones líricas muy complejas. El autor más influyente es Howard Phillips Lovecraft. En la tapa de "Live after death", de Maiden, una frase, basada en el cuento “The ameless city”, sugiere todo: “No está muerto lo que yace eternamente, pero con el pasar de extraños eones, aun la muerte puede morir”. En tanto, el primer instrumental de "Ride the Lightning", de Metallica, llamado "The Call Of Ktulu", fue compuesto en base a ese cuento corto lovecraftiano, uno de los más conocidos. De Joe Satriani sacamos la canción "Dweller on the Threshold", de su disco "Time machine", basada en la temática del cuento del mismo nombre.


Rimbaud, un pescado rabioso a la francesa
“Rimbaud, para mí, es, poéticamente, una luz total. Rimbaud era un tipo rock hace cien años. No existía la guitarra eléctrica, pero si hubiera existido, ese tipo la hubiera tocado. Desarrolló en una forma de expresar su sensualidad interna y de expresar su propia energía de una manera luminosa, realmente. Además, la verdad con que se hizo toda su vida. A través de la poesía, él lo dijo todo”, dijo el Flaco Spinetta en 1972, en tiempos de Pescado Rabioso. El disco “Pescado 2”, lanzado en el ‘73, venía con un librito con poemas de Rimbaud y algunos dibujos. Don Ernesto Sábato marcó el camino de Vicéntico, que le devolvió un poco de amor con una canción: “Parque Lezama de diablos, calavera del maestro...”. “San Jauretche”, de Los Piojos, es otra retribución de Andrés Ciro.

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