La falta de servicios en San Javier

24 Enero 2008
A lo largo de los últimos lustros, se escucharon promesas, ideas y proyectos para desarrollar el turismo, pero muy pocas cosas se concretaron. San Javier está a escasos 25 kilómetros de San Miguel de Tucumán y su belleza paisajística sigue sin ser explotada. A los crónicos problemas del agua que se solucionarían tal vez dentro de cuatro años, cuando el acueducto de Anfama sea reparado en su totalidad, se suma la falta de infraestructura básica para atender a quienes visitan el lugar.
El fin de semana pasado, un centenar de personas vivió desagradables vicisitudes, como consecuencia del servicio de transporte insuficiente y durante más de una hora quedaron varadas. La empresa dispone de cuatro servicios que bajan desde San Javier hasta la capital: a las 8, a las 12, a las 16 y a las 18.30. Sin embargo, los cuatro viajes no pudieron contener la demanda de pasajes que hubo, dada la gran afluencia de turistas en la zona. Quienes no pudieron abordar el último colectivo para regresar a la capital porque el ómnibus estaba completo, se dirigieron al destacamento policial de San Javier. Desde allí, se comunicaron con la comisaría y los pusieron en contacto con la empresa de colectivos. Los directivos de la línea enviaron de inmediato una unidad, pero el vehículo sufrió desperfectos técnicos y sólo pudo llegar hasta la rotonda ubicada al pie del cerro. Cuando finalmente llegó una unidad a buscarlos, se produjo un incidente: los turistas se rehusaron a pagar el boleto porque, según ellos, habían esperado demasiado por ese servicio. Un directivo de la empresa afirmó que mucha gente sube a San Javier en autos de alquiler y a la hora de regresar, lo hace en colectivo.
Según le dijeron a LA GACETA, los comerciantes de la zona del Cristo Bendicente, los visitantes que habían tenido los inconvenientes, comenzaron a pedirles que les dieran cajones de madera para encender fogatas porque los niños y los ancianos tenían frío. Contaron que, en general, los turistas que deben esperar varias horas hasta tomar el colectivo, se quejan por la ausencia de un refugio y la falta de baños comunes o químicos en las inmediaciones del imponente monumento del escultor tucumano Juan Carlos Iramain. La zona carece también de un lugar para estacionar, de oficina de informes y el anhelado reacondicionamiento de la Sala de Montaña nunca se concretó. En San Javier, hay sólo tres lugares donde se puede almorzar: la hostería, un pequeño restaurante que funciona durante el verano y en la Casa 8, ubicada en dependencias universitarias.
En noviembre de 1995 LA GACETA informó que en la Legislatura se estudiaba un ambicioso proyecto de construir una aerosilla en la ladera del cerro que uniera la Primera Confitería -sigue abandonada desde hace varios años- y el campamento de Vialidad, en las cercanías de la hostería.
En noviembre de 2006, el Ente de Turismo anunció que en 2007 se concretaría el antiguo proyecto de la aerosilla porque la propuesta formaba parte del programa de Obras Prioritarias que contaba con el financiamiento del BID, programadas para ese año. Se dijo en la oportunidad que la ejecución de los trabajos demandaría 24 meses, y que se contactarían con empresarios de medios de elevación de Mendoza y Bariloche. En octubre pasado, el Poder Ejecutivo anunció que iban a construirse locales con alojamientos en módulos en San Javier, en Tafí del Valle y en la capital. Estas promesas siguen esperando su concreción.
El turismo se desarrolla, por cierto, con obras de infraestructura y servicios eficientes. Mientras ello no ocurra, San Javier seguirá siendo un diamante en bruto en esta materia.

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