"Los argentinos nos damos cuenta de que no hay armonía entre la Argentina soñada y la Argentina real", afirmó ayer el médico y escritor Marcos Aguinis, en la conferencia con la que cerró el ciclo 2007 de LA GACETA.
En una disertación que fue auspiciada por el Banco Santiago del Estero (BSE), Aguinis habló ante una multitud en el Centro Cultural Eugenio Virla, y fue presentado por el doctor Carlos Páez de la Torre (h).
Buscando explicar las razones de que la Argentina de finales del siglo XX y comienzos del XXI haya perdido el camino que prometía hacia los inicios del siglo XIX, Agunis afirmó que el país abrevó de dos herencias contradictorias.
"La pesada herencia del tiempo colonial ha dejado cosas buenas, como el idioma y ciertas instituciones, y cosas malas, como la monarquía absolutista. El rey decidía, y cada funcionario español gobernaba de cara al trono, y de espaldas al pueblo. Los juicios de residencia no se hacían en base al mérito, sino en base al amigo que se tenía en la Corte de Madrid. Como, por otra parte, sigue ocurriendo", destacó Aguinis, en una de las tantas intervenciones que arrancó aplausos del público. En la misma línea crítica, ubicó el papel de la Inquisición, a la que calificó de "castradora" y de haber impulsado el "pensamiento único".
La otra herencia a la que hizo alusión fue el impacto de las ideas de la Ilustración europea. "La Ilustración decía: el poder no es del rey; el poder es del pueblo", observó.
Aguinis también destacó el papel que cumplió la obra alberdiana en la conformación de esa aproximación a la "Argentina soñada" de las primeras décadas del siglo XX. "En 1940, el Producto Bruto de toda América Latina era igual al de la Argentina. Los revisionistas han dicho que ello fue producto de la pampa húmeda". "¿Fue la pampa húmeda? ¿ O es que hubo además de la pampa húmeda un instrumento extraordinario como la Constitución de 1853?", se preguntó.
En su mirada hacia las dos Argentinas, destacó por un lado actitudes positivas de la sociedad civil (habló de las madres que luchan contra la droga y señaló que el país está andando "gracias a la gente y pese al gobierno") aunque resaltó que los golpes militares estuvieron acompañados por civiles, y que el derrocamiento al gobierno de Fernando de la Rúa fue "un golpe ejecutado por la sociedad civil".
También destacó dos ejes que conformaron la Argentina soñada: la política migratoria de "gobernar y poblar" y la política educativa, que llevó a una alfabetización que fue modelo en América Latina.
Como contracara, el autor de "La gesta del marrano" señaló que la Argentina se ha caracterizado por la falta de políticas de largo plazo, y que hay un desconocimiento del significado de las instituciones. "Nos olvidamos de lo que significa el Estado. Y al no saber qué son las instituciones, las violamos. No continuamos nuestra historia. Cada gobernador, cada intendente, quiere empezar de cero. Ningún presidente le reconoce nada al anterior. Hay en esta Argentina de la ingratitud un complejo de Adán. Vamos a ver cómo se las arregla Cristina para no echarle la culpa a Néstor", afirmó, y provocó risas y aplausos generalizados.