Héctor Zaraspe: condenado por las reglas del juego

Héctor Zaraspe: condenado por las reglas del juego

Nació en Aguilares y ahí dio sus primeros pasos en el ballet. Hoy es reconocido en el mundo entero por sus clases magistrales. La que sigue es la historia de un grande que no fue profeta en su tierra.

DIBUJO/HECTOR PALACIOS DIBUJO/HECTOR PALACIOS
Perdió la andadura de venado de otros tiempos, pero aún conserva rescoldos de donaire. Nació entre cañaverales, pero cuando se le pregunta cómo se presentaría ante una cámara responde en inglés. Héctor Zaraspe, el hombre que mueve los hilos inasibles que amarran a las criaturas de la danza, llegó a los 77 años.

De paso por Tucumán, dice que querer es poder y que al futuro lo hace uno mismo. "Trabaje bien, haga bien las cosas... solas van a salir". Y qué labios mejores que los suyos para respaldar el alegato. En la lejanía del tiempo se apretujan remembranzas de su Aguilares, cuando se desmembraba pensando en el baile, un lujo que la familia no podía pagar y tampoco comprender.

En silencio, un domingo gris escuchó como su hermana disipaba sus deseos. Bailar en puntas de pie es para chicas. Se va a morir de hambre, decía. Más de seis décadas después, basta con echar una ojeada a la trayectoria del primer maestro del ballet argentino para corroborar lo fallido del pronóstico.

Mientras las dificultades se estrellaban contra las rocas de su anhelo, el "Negro" empeza a tomar clases en Tucumán a los 14 años. Luego viajó a Buenos Aires y consiguió entrar al teatro Colón, donde pagó los cursos con gallinas porque no tenía dinero. En 1951 cruzó el océano y llegó a España; ahí descubrió que su verdadera vena dentro del baile era la de maestro.

De allí en más se fraguó su grandeza indiscutida en el manejo del bastón, con el que subrayó cada gesto, cada ritmo. En 1964 viajó a Nueva York, donde decidió radicarse. Hoy es reconocido en el mundo entero por sus clases magistrales en la Juilliard Scholl y por haber sido el maestro de Rudolph Nureyev y de Margot Fonteyn, dos fervorosos y afamados discípulos.

Desde entonces, combina la docencia con programas de intercambio estudiantil y con actividades culturales, canalizados a través de su propia fundación. La que sigue es una entrevista al más virtuoso afinador del ballet.

1 - Si estuviera frente a una cámara de televisión, ante millones de personas, ¿cómo se presentaría?
- Master teacher, choreographer, coach, educador en las artes.

2 - En la política, ¿se considera de derecha, de centro, de izquierda o apolítico?
- Amo la política pero no tengo preferencias.

3 - A la hora de tomar decisiones importantes, ¿prefiere usar el corazón o la cabeza?
- Depende, a veces uso ambas.

4 - Frente a la televisión, ¿elige películas, series, documentales, noticias, deportes, realitys o simplemente hace zapping?
- Películas, documentales, noticias y deportes.

5 - Elija un motivo especial para brindar...
- El amor, la paz y la justicia.

6 - Si volviera a nacer, ¿qué le gustaría ser y dónde?
- En la Argentina y artista.

7 - ¿De qué se arrepiente?
- De nada.

8 - ¿Cuál es la lucha más dura que ha sostenido en su vida?
- La lucha por la perfección.

9 - ¿Cuál es el prejuicio más difícil de modificar? ¿Lo padece usted?
- La discriminación. No la padezco.

10 - ¿Cómo combate el aburrimiento?
- No lo siento.

11 - Diga su mayor virtud y su peor defecto.
- Amar y dar. Ser muy franco y directo.

12 - ¿Hay alguna enseñanza que valore de sus padres?
- Amor a la paciencia.

13 - ¿Hay algo de la sociedad que le genere mucha bronca?
- El no escuchar.

14 - ¿Hay algo de la sociedad que lo haga muy feliz?
- La risa de un niño.

15 - ¿Tiene alguna cuenta pendiente?
-No.

16 - ¿Cuál es el último libro que leyó o que lee actualmente?
- Ulises.

17 - En el amor y en el sexo, ¿se define como conservador o liberal?
- (No responde).

18 - ¿Cuál es su música preferida?
- La clásica.

19 - ¿A qué le teme?
- A la mentira.

20 - ¿Qué le gustaría que diga su epitafio?
- Vivió y murió por el teatro, condenado por las reglas del juego. LA GACETA ©