Adiós al maestro Zaraspe: Generosidad de espíritu

Adiós al maestro Zaraspe: Generosidad de espíritu

Por Gustavo Ahualli, barítono tucumano.

TENDER UNA MANO. Héctor Zaraspe fue el encargado de conseguirle su primera audición a Gustavo Ahualli, en Estados Unidos. TENDER UNA MANO. Héctor Zaraspe fue el encargado de conseguirle su primera audición a Gustavo Ahualli, en Estados Unidos. ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI
14 Febrero 2023

Corría el año ‘98 y yo estaba a punto de egresar del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. No obstante, llevaba cinco fructíferos años en Buenos Aires, estudiando, haciendo mis primeras armas como cantante, inclusive haciendo mi debut en el mismo teatro a fines del ‘95. Sentía una profunda inquietud por salir al mundo, aprender de otras culturas y buscar otras oportunidades de aprendizaje me quitaban el sueño. Después de un concierto en el Salón Dorado del Colón, tuve la alegría de encontrarme con el maestro Héctor Zaraspe, quien en un caluroso abrazo me dijo: “Gustavo, ahora tenés que salir al mundo y buscar nuevas experiencias y perfeccionamiento; si pasas por Nueva York, avísame y te presento al maestro Daniel Ferro en la Juilliard School of Music”.

A mediados del ‘99 llegué a NYC para audicionar con el afamado maestro Ferro, presentado por Zaraspe. Este fue el puntapié inicial que me llevó a radicarme allí un año más tarde y continuar mi formación y carrera artística en el gran país del norte, en el cual estoy radicado desde hace ya 23 años.

Esta generosidad de espíritu y el ferviente deseo de ayudar a los artistas comprovincianos a buscar nuevos horizontes fue una constante en la vida del maestro Zaraspe. Yo, como tantos otros, nos beneficiamos de su afán por ayudar, por lo cual le estaré eternamente agradecido.

Habiendo pasado ya tantos años de esos eventos y encontrarme en una situación similar, esto es, haciendo docencia para una universidad norteamericana y aconsejando a jóvenes locales en busca de horizontes, tomo conciencia de la vocación de servicio del maestro. Recomendar, aconsejar, escribir cartas y presentar artistas, requiere salirse de nuestra zona de confort con el objetivo de tender una mano o tal vez cambiar el destino de una persona con talento e inquietudes de progreso. Maestro, gracias por su generosidad, yo como tantos otros artistas estaremos siempre agradecidos de habernos cruzado en su camino.

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