El asma frustró al apasionado rugbista

El asma frustró al apasionado rugbista

09 Octubre 2007
BUENOS AIRES.- En estos días en que Los Pumas ocupan las primeras planas de los diarios deportivos, observadores recordaron que el Che fue un apasionado del rugby, deporte que practicó pese a que los médicos que atendían su asma crónica se lo habían desaconsejado. “Voy a jugarlo aunque reviente”, dijo alguna vez.  Empezó a jugar en el San Isidro Club (SIC), pero lo excluyeron al poco tiempo por causa del asma.
Coherente con su espíritu, no se conformó. Tras un breve paso por Yporá, se sumó a Atalaya, donde sobresalía más por su atuendo (utilizaba orejeras pese a ser tres cuartos, algo que estaba reservado sólo para algunos forwards) que por su rugby. “Era un jugador del montón”, dijo en cierta ocasión el médico y compañero de equipo Ernesto Donat.
El asma lo sacó de las canchas en los albores de la década de 1950, pero él se rebeló a esos designios e insistió desde las letras, fundando la revista Tackle, en la que modificó su apodo de “Chancho” (por lo desaliñado de su aspecto) por “Chang-Cho” con el que firmaba sus editoriales. Por entonces tuvo simultáneamente su aparición pública más notoria dentro del mundo del deporte en la por entonces prestigiosa revista El Gráfico, aunque no precisamente por sus dotes rugbísticas sino por un canje con una empresa fabricante de motos, que le garantizaba el arreglo gratuito de la suya a cambio de que escribiera un artículo relatando las virtudes del vehículo. Y en el número 1.606, del 19 de mayo de 1950, el Che destacó la solidez y eficiencia del “motorino” con el que recorrió 12 provincias del norte y del oeste del país a fines de 1949.
En 1951, Guevara empezó a recorrer América latina en moto, acompañado por su inseparable amigo Alberto Granados, “un mediocampista al estilo Adolfo Pedernera”, según reseñó el propio Guevara. (Télam)