La ira no se aplaca, y falta un líder que la encauce

La ira no se aplaca, y falta un líder que la encauce

Análisis. Por Kristina Rich - Agencia DPA.

29 Septiembre 2007
RANGUN.- Una implacable ira se extiende en Rangún. Pero Myanmar (antigua Birmania), bajo el látigo de los militares desde 1962, carece de una oposición capaz de gobernar, incluso si la junta militar dimitiera. Ni siquiera tiene un gobierno en el exilio. Los mejores cerebros son perseguidos y encarcelados sistemáticamente.
Tampoco hay alguien que crea en una abdicación de los generales. “Ellos tienen enormes intereses en negocios. Tienen mucho que perder si dejan el poder, de modo que se mantendrán unidos hasta el final”, explica un historiador en Rangún, donde las suntuosas mansiones de los generales contrastan con el resto de las construcciones.
Muchos observan con escepticismo al partido Liga Nacional para la Democracia, de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. Ella dirigió la resistencia reprimida en 1988 que exigió elecciones democráticas, en las que su partido se alzó como vencedor. Pero los generales nunca reconocieron los resultados y recluyeron desde entonces a Aung San en su domicilio.
Occidente no tiene la palanca adecuada para cambiar el rumbo. El trato con la junta es como una partida de póker sin cartas. Para muchos, sería mejor un caos absoluto si ello supusiera una intervención militar internacional.

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