El aire tibio y la mayor exposición de la piel aumentan el deseo sexual

El aire tibio y la mayor exposición de la piel aumentan el deseo sexual

Siempre se dice que esta es la época del amor. Subió la demanda en los hoteles alojamiento y la gente está más dispuesta a formar pareja. Récord de casamientos.

ATRACCION. El hecho de sacarse la ropa invernal implica destaparse también de adentro. ARCHIVO LA GACETA ATRACCION. El hecho de sacarse la ropa invernal implica destaparse también de adentro. ARCHIVO LA GACETA
16 Septiembre 2007
El calor del aire refuerza el del cuerpo. Los escotes se hacen más profundos y las miradas, sin pudor. Las savias de los árboles se remueven y las pasiones de los seres humanos salen a flote. Es el poder de la primavera que, además de flores, reparte deseo.
La inminencia de la estación del amor se nota en los bancos de las plazas, donde los enamorados se sientan a prometerse cariño eterno. En las peatonales céntricas, donde las parejas caminan, tomadas de la mano, en una nube rosa. Y en los hoteles alojamiento, donde los amantes se pierden entre los vahos de la pasión y se ríen de lo prohibido.

Como en San Valentín
Aunque la mayoría coincide en que el día de mayor concurrencia sigue siendo el de San Valentín, los encargados de varios albergues transitorios indican que, al promediar setiembre, las visitas a esos lugares aumentan considerablemente.
"Es increíble. La gente es capaz de esperar durante horas. Cuando una pareja desocupa una habitación, otra entra enseguida", dice soprprendido un recepcionista, que agrega que los días más concurridos son los del fin de semana.
La empleada de otro hotel alojamiento manifiesta que el fenómeno se repite todos los años y que incluso algunos novios suelen hacer reservas para el 21 de setiembre.
"En este momento no sabemos cuántas parejas vendrán ese día, pero creemos que van a superar los números habituales ya que coincide con un viernes, que es cuando mayor demanda hay", pronostica.

Destape externo e interno
"Cuando las temperaturas aumentan, comenzamos a sentir de otra manera. El sol calienta, da la sensación de bienestar y de goce. El frío, en cambio, provoca no sólo que nos encerremos en nuestras casas sino también que nos enclaustremos internamente. Por eso, durante invierno no socializamos tanto y nuestros ojos parecen tapados", explica la sexóloga Amelia del Sueldo Padilla.
La especialista subraya que el dominio de la piel en los paisajes no es lo único que excita las miradas: el olor a azahares y el brillo de las flores de los lapachos también alegran el ánimo.
"Esos impactos visuales y olfativos provocan que el organismo segregue más endorfinas y que estemos más dispuestos a la búsqueda del amor que en otras temporadas. Nos sentimos diferentes y queremos expresarlo", considera.
Del Sueldo Padilla reconoció, sin embargo, que lo que más enciende el fuego de las personas en esta época es la exposición de las virtudes físicas. "Resulta obvio: estar abrigados con un sobretodo no es lo mismo que mostrarse con una remera que ponga en evidencia nuestros atributos físicos", señala sonriendo la especialista.