Buenos Aires.- El capitán de fragata Guillermo Tarapow cumplió con el viejo axioma marino que reza que un capitán debe permanecer en su barco pase lo que pase, y se rehusó a abandonar el rompehielos "Almirante Irizar" cuando se produjo el incendio.
Tarapow, integrante de una familia de arraigada tradición naval y máximo responsable del inmenso buque destinado a las expediciones antárticas, resolvió permanecer solo a bordo del buque mientras las otras casi 300 personas que se encontraban en la embarcación eran evacuadas por los barcos de auxilio.
Una vez que quedó a solas y al mando del buque, el capitán Tarapow informó a sus superiores que había resuelto permancer a bordo, al menos hasta tanto se hiciera una definitiva evaluación de daños de la nave y se conociera cuál iba a ser su destino.
Esta actitud fue "muy valorada" en los círculos marítimos, porque en el momento en que el capitán Tarapow tomó la determinación de seguir a bordo del buque, aún existían serios riesgos de que el incendio se propagara y que la nave se hundiese.
Tarapow pertenece a una familia con arraigada tradición naval, ya que tanto su padre como algunos de sus hermanos pertenecen a la Marina, revelaron fuentes castrenses.
Como pequeña muestra de esta devoción por las artes del oceáno, el propio capitán Tarapow fue bautizado con tres nombres: el primero de ellos es Guillermo, al igual que el almirante Brown, máximo héroe marino de la Argentina; y el tercero es Nelson, que es el apéllido el mítico almirante de las flotas inglesas que enfrentó y venció a las fuerzas de Napoleón Bonaparte. (NA)