El capitán se negó a abandonar el barco

Tarapow decidió quedarse en el navió cuando se detectó el incendio, mientras el resto de la tripulación era evacuada en buques de rescate.

11 Abril 2007
Buenos Aires.- El capitán de fragata Guillermo Tarapow cumplió con el viejo axioma marino que reza que un capitán debe permanecer en su barco pase lo que pase, y se rehusó a abandonar el rompehielos "Almirante Irizar" cuando se produjo el incendio.

Tarapow, integrante de una familia de arraigada tradición naval y máximo responsable del inmenso buque destinado a las expediciones antárticas, resolvió permanecer solo a bordo del buque mientras las otras casi 300 personas que se encontraban en la embarcación eran evacuadas por los barcos de auxilio.

Una vez que quedó a solas y al mando del buque, el capitán Tarapow informó a sus superiores que había resuelto permancer a bordo, al menos hasta tanto se hiciera una definitiva evaluación de daños de la nave y se conociera cuál iba a ser su destino.

Esta actitud fue "muy valorada" en los círculos marítimos, porque en el momento en que el capitán Tarapow tomó la determinación de seguir a bordo del buque, aún existían serios riesgos de que el incendio se propagara y que la nave se hundiese.

Tarapow pertenece a una familia con arraigada tradición naval, ya que tanto su padre como algunos de sus hermanos pertenecen a la Marina, revelaron fuentes castrenses.

Como pequeña muestra de esta devoción por las artes del oceáno, el propio capitán Tarapow fue bautizado con tres nombres: el primero de ellos es Guillermo, al igual que el almirante Brown, máximo héroe marino de la Argentina; y el tercero es Nelson, que es el apéllido el mítico almirante de las flotas inglesas que enfrentó y venció a las fuerzas de Napoleón Bonaparte. (NA)