Dejó el sacerdocio para sumarse al Ejecutivo

Dejó el sacerdocio para sumarse al Ejecutivo

El padre Javier Mieja Riquelme le pidió ayer al arzobispo de Tucumán, monseñor Villalba, que le conceda la dispensa pastoral. Convencido de que puede hacer mucho desde la gestión de Alperovich, cambia de atuendo luego de 15 años de misión.

SERENO Y SONRIENTE. “Dejé de ser sacerdote para ayudar en el proyecto de Alperovich”, aclaró Mieja Riquelme en una charla con LA GACETA. LA GACETA / ANTONIO FERRONI SERENO Y SONRIENTE. “Dejé de ser sacerdote para ayudar en el proyecto de Alperovich”, aclaró Mieja Riquelme en una charla con LA GACETA. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
08 Marzo 2007
"Hoy le pedí la bendición al arzobispo, para poder pedirle trabajo al gobernador", confió ayer a LA GACETA el sacerdote Javier Fernando Mieja Riquelme. Más conocido en Ranchillos como "El padre Javier", decidió abandonó el ministerio pastoral después de 15 años de sacerdocio para dedicarse de lleno a la actividad política desde una faz social. Precisamente, ayer mantuvo el último encuentro en su condición de cura con el arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Héctor Villalba, que se comprometió a gestionarle la dispensa pastoral (retiro) ante el papa Benedicto XVI. Luego, se entrevistó con el gobernador José Alperovich, que decidió que se incorpore al área que conduce la secretaria general de Políticas Sociales, Beatriz Mirkin. El diálogo fue como sigue:

- ¿Sobre qué conversó con monseñor Villalba?
- Le especifiqué sobre lo de ayudar desde la parte social a los más humildes, no sólo de Ranchillos, sino de todo Tucumán. Le pedí permiso para poder trabajar por el bien de los más necesitados. Conversando con él llegamos a la conclusión de que debía solicitar mi dispensa sacerdotal. Así lo hice, con mucha transparencia, honestidad y honor. Esto implica un grandísimo paso en mi vida, porque elegí esta vida por vocación, pero es importante esta posibilidad de responder desde el Gobierno a los más necesitados.

- ¿Necesitaba convencer al arzobispo respecto de su paso?
- No, sólo pedirle permiso. Pero estas decisiones uno las quiere tomar en comunión con el obispo. Uno considera que habrá mayor amplitud de mente para entender este paso. Usted sabe de los sacerdotes que en la parte democrático-política han tomado un rol protagonista en el país, como monseñor (Joaquín) Piña.

- ¿Quería realizar un trabajo social sin perder su condición de sacerdote y no se lo permitieron?
- Prácticamente fue así. Fui a pedir permiso, pues se puede conceder un año sabático para hacer un replanteo de vida, para lo que quieres discernir y elegir.

- ¿No lo aceptaron?
No, porque consideraron que era importante llegar hasta acá.

- ¿Intentaron disuadirlo?
- El obispo fue muy prudente y lo valoro. Agradezco su confianza y su corazón grande para decirme: "me parece que tenés que dar un paso". Para mí fue un desafío grande decir :"elijo esto", pero tengo mucho optimismo y esperanza.

- ¿Qué trabajo cree que puede realizar desde el plano político que no podía cumplir desde su misión sacerdotal?
- La Iglesia tiene una institución maravillosa que se llama Cáritas Parroquial, pero es mínima e ínfima la ayuda que se logra con las colectas. Creo que desde la parte política y democrática, con un gobernador que conoce la misión que ejercí como sacerdote, se puede hacer mucho por la gente.

- ¿Está sopesando adecuadamente el mensaje hacia sus pares al abandonar el sacerdocio para dedicarse a una actividad que está devaluada como la política? ¿Acaso la Iglesia no está necesitando más sacerdotes?
- Así es, pero creo que vamos dejando huellas en el corazón de las personas, que saben discernir lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto y, cuando uno ha predicado con gestos, palabras y obras, la gente sabe quién es bueno y quién malo.

- La política le abrió una puerta, ¿la Iglesia se la cerró?
- No, no, yo pedí mi dispensa. El arzobispo abre una puerta grande para mí. Pero estoy tranquilo y sereno con este paso; han sido 15 años preciosos en la parte sacerdotal. Libremente la elegí, y libremente doy este paso.

- ¿Se imagina la trascendencia de esta noticia?
- Seguramente habrá un shock grande, de los que reniegan de este cura, de los que condenen mi sacerdocio por esta elección...

- De los que se sorprendan de que alguien deje su misión espiritual por la política...
- Seguro, pero quiero decir que la gente me conoce y seguramente no se puede conformar a tantos. Esta es una misión de servicio, y yo la elijo.

- ¿Cree que el arzobispo fue un poco conservador al no permitirle que se dedique a la política sin abandonar sus hábitos?
- Observo que el obispo ha sido como mi papá, que pensó en lo mejor para el hijo, y como hijo le pedí la bendición y protección en este desafío. Yo apunto a que más pobres tengan más comida, más empleos; para sacar a los jóvenes de la drogadicción, el alcohol, que todos tengan una oportunidad como la que sueña el gobernador. Dios sabe que no abandono la espiritualidad, porque la espiritualidad me da esta fuerza para que desde la política se trabaje por los que menos tienen y más necesitan; para que haya vida en aquellos que caminan como muertos en Tucumán.

- ¿Qué piensa respecto de dar un bolsón a cambio de un voto?
- No me gusta la idea, pero hay mucha gente que lo necesita y, antes que dar plata, prefiero dar un bolsón.

Por el cambio
"Dejé de ser sacerdote para ayudar en el proyecto de Alperovich, para ayudar a los tucumanos y lograr este cambio tan grande que está haciendo en Tucumán", señaló a modo de conclusión Mieja Riquelme. Rememoró que la pobreza de la gente de Ranchillos lo marcó mucho desde 1997, tanto como las respuestas favorables que siempre obtuvo del actual gobernador cuando le golpeó la puerta para pedirle chapas, alimentos y remedios para las familias más necesitadas del sur.








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