Como era de esperar en Gran Hermano, “la mala” de la casa, Nadia Epstein, abandonó el juego tras haber sido rechazada por la mayoría de los votantes. En una decisión aplastante, el 91,9% de los más de 500.000 llamados realizados fueron contrarios a la morocha, un récord en la historia del reality show. Leandro sobrevivió a su tercera nominación desde el comienzo del programa.
Una vez conocida la noticia de boca del conductor Jorge Rial, Nadia recibió los abrazos de Griselda, Jéssica, Sebastián y Jonathan, mientras que Leandro recibió el apoyo de sus más cercanos. Marianela y Mariela, sus rivales, fueron muy respetuosas y acompañaron con aplausos su salida.
El público, que se mostró rotundamente en contra de la expulsada, estalló en un solo grito de alegría, mientras, entre lágrimas, ella anunciaba: “voy a estar mirándolos por internet, así que no quiero que lloren por mí. Estoy orgullosa de mí y de ustedes; lloro de alegría, lo juro”. Sólo varios minutos después de la salida de Nadia, Marianela hizo una demostración de alegría contenida.
La pregunta del millónLuego de las despedidas y ya un poco más tranquila, frente a Rial, en el estudio de Gran Hermano, Nadia dio muestras de fortaleza y de soberbia ante la repulsa de buena parte de la concurrencia.
Luego, el momento de la verdad llegó. Debido su fama de tejer estrategias y tramar complots para desprestigiar a la tucumana, Rial se atrevió a preguntarle a Nadia lo que todos habían estado esperando. “¿Es verdad que Marianela te dijo gato?”, disparó el conductor. Un poco desconcertada, la expulsada admitió que no estaba muy segura de haber escuchado ese término en los labios de su enemiga, pero mantenía firme su convicción de que algo feo sobre ella había escuchado. Ante esta declaración, la audiencia estalló de bronca y reincidió en los cánticos que apoyaban a Mirra, apodada recientemente “Male”.
Pero el momento más festejado por el público fue cuando Rial le preguntó por qué le tenía tanta bronca a Marianela, a lo que ella respondió que no recordaba a ninguna persona con ese nombre. Rial le recordó que la tucumana existe y que sigue en la casa mientras ella quedó afuera. La tribuna aplaudió la actitud del conductor.
Lo que más sorprendió de la porteña fue que, mientras armaba su valija, eligió entre la ropa de su enemiga que más le gustaba y se llevó un saquito como trofeo de guerra. “Alguna maldad tenía que hacerle”, dijo más tarde, como si no hubiera cometido ya bastantes.
Aportes del lector
DESARROLLAR VIRTUDESEs difícil absorber un tema tan prejuicioso como lo es Gran Hermano. Los jóvenes debemos tomar esta propuesta televisiva como un ítem en la sociedad que simplemente existe y que juega con la mente y la salud, tanto de los que observan como de los mismos participantes por un propósito de unos cuantos minutitos de fama y de unos cuantos pesos. Qué triste es aceptar que una televisión que debería construirnos como seres humanos, que debería ayudarnos a desarrollar virtudes, que debería brindarnos otro tipo de propuestas, nos venda una imagen que fomente la vagancia, la pelea, etc. cuando por esa inversión nos podrían dar un ejemplo: la paz en el seno de nuestra familia. ¿Será por eso que los mismos padres de la tucumana se distinguen al margen de este foro? Póngase en campaña, estimado lector: no vea Gran Hermano, desarrolle virtudes.
Gonzalo Barragan - gogon20@hotmail.com
APOYO A MARIANELAMe sumo al llamado de apoyar a Marianela Mirra. Yo me prendí con el programa desde que se armó esta pelea. Está claro que Nadia inventó lo del insulto para confabular, al descubrir que podía manipular a Griselda, a Osito y a varios más de la casa, que son unos faltos de personalidad. Además me parece una resentida. Marianela se está mostrando tal cual es. ¡Hay que apoyar a Tucumán! Yo nací allá pero vivo en Capital Federal, y me molesta esta situación porque detrás de esto hay olor a discriminación. ¡Aguante Marianela!
Constanza - conytucu80@hotmail.com
AGRADECIMIENTOQuiero agradecer a Gran Hermano por las pequeñas dosis diarias de vida ajena, intimidad escandalosa, miserias humanas (frase que no comprendo pero que está muy de moda) y amoríos pasajeros; porque ya son muchas las señoras chismosas que habitan todo barrio tucumano, que han abandonado la cruel y molesta actividad de averiguar vida y obra de los vecinos y que ahora, con ojos atentos, se ubican frente a la pantalla de su televisor para renegar, llorar, reír, criticar y comparar sus grandezas con las bajezas de esos “presos fashion”. ¡Por uno y mil Gran Hermanos!
Luis Roldan - dick248@hotmail.com