Algunos hicieron fila desde la mañana

Algunos hicieron fila desde la mañana

El público, predominantemente femenino, llegó desde varias horas antes del comienzo del show. También asistieron chicas de otras provincias. Las puertas del estadio se abrieron a las 19.30

CON LA ENTRADA. Las jóvenes exhibían los boletos para evitar problemas. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO CON LA ENTRADA. Las jóvenes exhibían los boletos para evitar problemas. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
06 Marzo 2007
Las horas previas al recital de Ricky Martin se hicieron eternas -pero divertidas- para miles de fans -sobre todo mujeres- que esperaron ansiosos la llegada del ídolo puertorriqueño.
Ayer, desde muy temprano, los seguidores del cantante coparon las calles que rodean el club Central Córdoba.
Los vendedores de largavistas, vinchas, banderas, fotos y remeras ofrecían con insistencia sus productos a todos aquellos que no llevaran algún detalle que los identificara con Ricky Martin o a quienes, por estar lejos del escenario, iban a necesitar mejorar la visión.
Noelia Matteucci, de 24 años, contó que esperó desde las ocho de la mañana frente a la puerta por donde entraron los que tenían las entradas generales. “Vinimos con mi cuñada; fuimos las primeras. Al menos lo vimos... llevaba un pantalón de tipo militar”, relató emocionada la joven. “La espera valió la pena porque nos aseguramos un buen lugar, pudimos elegir”, agregó conforme, a pesar de la permanencia de más de 12 horas.
En medio de un paisaje predominantemente femenino hubo algunos hombres dispuestos a ver al cantante de “Living la vida loca”. “Vine solo; hace mucho que me gusta; tiene canciones muy buenas como “Fuego contra fuego”, dijo Eduardo Centeno, mientras esperaba en la fila. Claro que algunos de los hombres que ocuparon un lugar en la fila fueron para acompañar a alguna amiga, novia o familiar, como Javier Ledesma, de 23años, que decidió acompañar a su novia para que no estuviera sola.
Había público de todas las edades en la fila: se podía ver tanto a mujeres de 50 como a chicos de 11.
“Me gusta todo de él, así que hoy me sacrifiqué y no fui al cole”, confesó Agustina Juárez, de 11 años. Mariela López Bachi señaló que ella lo admira desde hace años. “Yo lo sigo desde siempre; somos de su misma generación”, dijo la mujer, de 30 años. Lucía Fernández, de 50, era la mayor en un grupo, pero eso no impidió que esperase desde las 16 en la fila. “Me encanta lo que hace Ricky y lo sigo desde que el empezó con Menudo, hace muchos años”, explicó Fernández.

En el sector VIP
La cola que se formó para entrar al sector VIP ayer por la tarde contrastaba en extensión con la de la general. Mientras que en la entrada más popular la fila tenía más de 100 metros, donde esperaban los que tenían entradas VIP no sobrepasaba los 10. “Estoy desde las cinco de la tarde porque me encanta Ricky Martin, me gustan sus canciones, pero más él; cuando se ríe te tira al piso”, dijo impaciente por la espera Alejandra Storari, de 26 años, que aguardaba en la corta fila del sector vip. La curiosidad provocaba ansiedad a la mayoría de los asistentes ya que no habian tenido la oportunidad de verlo antes, como Lorena Vázquez, que llegó desde Concepción para ver a su ídolo.

Para mitigar el hambre
Las puertas de Central Córdoba no fueron abiertas sino hasta pasadas las 19.30, pero esto no significó que la gente se aburriera.
Muchos llevaron gaseosas y comida para pasar el día en la calle. Los que no fueron tan precavidos no tuvieron problemas, porque desde temprano pudieron proveerse de choripanes y de bebidas en los puestos de las esquinas del club.

Flashes
Además de las comidas, el pasatiempo elegido en la previa del recital fue la fotografía. Los celulares con cámaras y las máquinas digitales sirvieron a muchos para entretenerse mientras esperaban al cantante.
No faltaron los que aprovecharon la espera para intentar revender entradas. “El Mocho” (no quiso dar su apellido) intentó ayer por la tarde revender dos entradas VIP, aunque a un precio bastante inferior que el de las boleterías. “Me regalaron las entradas y, como no me gusta, quiero venderlas; aproveché para hacerlo acá”, comentó , mientras continuaba ofertando para obtener una ganancia.


El productor aseguró que a Tucumán se le hizo precio especial

Es imposible saber exactamente cuál fue el costo del espectáculo de ayer de Ricky Martin. El cantante cobró U$S 160.000, pero a ello hay que sumar el pago de 78 habitaciones en dos hoteles, por ejemplo; $ 18.000 que cobraron los policías y los agentes de la seguridad privada dentro y fuera del club; los impuestos de Sadaic -$60.000- y, además, el cachet de 100 personas que trabajaron en el show. La lista sigue: las obras que tuvo que efectuar Central Córdoba (los camerinos, por ejemplo) y las oficinas de los productores que hubo que instalar.
El presidente de Central Córdoba Rubén Urueña no se cansó de repetir: “a Tucumán se le hizo precio especial”. “Si nos hubieran  cobrado igual que en Buenos Aires, habría sido imposible montar el show; aquí tuvieron mucha consideración con nosotros y les estamos agradecidos. Tal vez termine perdiendo algo de plata, pero el club y la plaza ganan en prestigio. Estoy muy contento porque todo salió perfecto”, aseguró el dirigente, que ya está negociando un recital de la banda mexicana Maná, que vendrá en mayo al país. “Es importante cuidar que los grandes artistas internacionales y nacionales vengan a Tucumán y que no pasen directamente a Salta”, agregó. “Aquí han venido productores de Estados Unidos y de Centroamérica, y nos dijeron que habíamos hecho muy bien las tareas que nos habían solicitado, y eso nos reconforta”, aseveró.
Además de Maná, se sabe que en carpeta existen otros proyectos con artistas de otros países.

Más barato que Arjona
Los números que han trascendido indican que se trató de una presentación mucho más barata que la de Ricardo Arjona, que alcanzó un costo superior a $ 1,2 millón (en diciembre asistieron a Atlético Tucumán no más de 12.000 personas cuando se esperaba a 20.000, y los productores de Córdoba Show aseguraron que perdieron no menos de $ 200.000). El guatemalteco exigió  y cobró un cachet de U$S 250.000.