Chico de Yerba Buena, pero ni rugbier ni doble apellido ni casona en la avenida Aconquija. Sentado a los pies del cerro, César Montiglio pedía un aplauso para el asador, el suegro, que lo hizo a punto. De fondo, folclore. Así de simple es un domingo al mediodía para el morocho, de ojos grandes, piernas eternas y muchos rulitos. “Sí, acá estoy escuchando folclore. Me gusta mucho, pero no lo bailo. Sí me defiendo mucho con otra música como la cumbia y el cuarteto. Me gusta la Banda XXI”, destaca el bailarín que se animó con la más linda del sábado, en el 25 y Chile.
Eso sí, María Cata, su mujer, no se pone celosa. “Hace cinco años que estamos en mi casa y disfrutamos de este momento con mi hija Evelyn. Fue un fin de semana inolvidable. El sábado fui padrino de Tamara, la hija de mi hermana Carolina, pero no pude estar en la iglesia de Marcos Paz. La ceremonia se hizo a la hora del partido”, cuenta Montiglio, que fue reemplazado por un amigo.
Si bien se trata de apenas un partido, el muchacho de 23 años esperaba este momento desde que dejó Unión Aconquija, junto a otro amigo que tuvo un fin de semana genial. “Me dio una gran alegría ver jugar a Pancho Palacios. Nos conocemos desde las inferiores, me pasa a buscar en el auto porque vivimos cerca. Su gol lo grité como loco”, confiesa Montiglio.
¿Cuánto vale el triunfo de Atlético? La respuesta la tiene Montiglio. “Era el triunfo que esperábamos todos. Personalmente, necesitaba jugar un partido de esta forma para darme cuenta de mis condiciones. Solari me dio continuidad y creo que le respondí”, dice César, con su tono tímido poco acorde al del flaco que bromea con sus pasitos. Ahora que el “decano” volvió al triunfo, ¿él bailará más liviano?
“Nos sacamos la ansiedad por ganar, pero tampoco hay que olvidarse de que en Salta tenemos otra final con Juventud Antoniana. Será una semana tranquila. No habrá tanta presión como las dos jornadas anteriores. No es fácil jugar en un plantel de tanto renombre. Quiero destacar la humildad de este grupo y las ganas de ascender que tiene”, destacó Montiglio, el pibe que subió en silencio y se ganó un lugar entre tantos apellidos importantes. Por eso va.