"En un final apretado, La Bragada se quedó con el clásico de cuadreras del hipódromo de Tucumán. Ante el delirio de sus seguidores, el animal de Agua Dulce superó por un pescuezo a Chico Toss, de Capital, y por medio cuerpo a Squib, de Villa Padre Monti. ?La yegua debutaba en la arena. Picó en punta y poco a poco fue devorándose la cancha, nos apretaron un poco al final, pero supo responder, es un animal increíble?, comentó Leonardo Valentín Brito, el joven jockey que condujo a La Bragada al triunfo.Como suele suceder en los pueblos del interior, el público invadió la pista, tirando sus sombreros, abrazándose entre ellos, gritando hasta el cansancio. Fueron 18 segundos con 215 milésimas de pura potencia, intensidad, pasión descontrolada, alegría y locura, que le dio un color diferente a la tarde del turf tucumano..."Durante unos instantes, se mezclaron dos historias, dos culturas, dos expresiones diferentes de una misma pasión. El deporte de reyes y las viejas tradiciones criollas se unieron en el espacio y en el tiempo, en un abrir y cerrar de ojos.
Las carreras cuadreras, en la actualidad, tienen al hipódromo como uno de sus ámbitos de disputa, pero fueron y siguen siendo una de las mayores diversiones del hombre de campo. Allí, con el transcurso del tiempo, se convirtieron en una verdadera pasión, en especial por el amor que se dispensa a los caballos.
Jorge Federico Vitar, propietario de La Bragada, sintetizó ese sentimiento: "nosotros los criamos y amansamos en el campo, a la par de la casa. Y hasta yo mismo le pongo las herraduras. En el hipódromo nos tratan muy bien, pero tengo la costumbre de ir al interior. Allí quizás las pruebas no estén bien organizadas, pero son ?picardías? que forman parte de las costumbres del criollo".
Propuestas del hipódromo
José Luis Fernández, delegado del Hipódromo de Tucumán, considera que las cuadreras tienen que realizarse en el campo, pero deben regularse. "Es necesario consensuar las partes, para lograr una nueva ley que contemple tres elementos básicos: seguridad, infraestructura y orden. Hoy en las carreras del interior no hay ambulancias para traslados en caso de accidentes, ni médicos, ni seguros, ni baños. Esta anarquía sólo favorece a unos pocos", comentó.
Por otro lado, el coordinador de cuadreras, Carmelo Dana, apoyó las cuadreras, pero se pronunció a favor de garantizar a sus protagonistas reglas claras y servicios indispensables, según dijo, "para que sea una fiesta para los que amamos este deporte".
Un marco legal casi perimido
La Ley 2.484 sobre carreras cuadreras en la provincia de Tucumán establece disposiciones que no se cumplen en la realidad. Dispone que toda prueba debe estar bajo el control del juez de Paz, que lo recaudado por entradas debe ingresar a la Comuna Rural, la que destinará un 30 % para el fomento de las cooperadoras escolares del lugar. También queda prohibido la venta de bebidas alcohólicas a 500 metros de las chacras.
De acuerdo a las normas vigentes, quien quiera organizar una carrera cuadrera debe contar con permiso policial, municipal y autorización del hipódromo de Tucumán. La normas no contemplan la seguridad y protección sanitaria, ni seguros de accidentes para los corredores y el público.
Las mujeres en las carreras
"Son muchas las mujeres, de diferentes edades, que siguen las cuadreras", comentan Antonella (20) y Malena Marcos (9), quienes llevan desde la cuna la pasión por esta actividad. "Los apellidos Alabarce, Naranjo, Marcos, Anís, Vitar, Juárez, Frías, Ayala, Robledo, Agüero, Apás, Paiva, Núñez, Casal, Soldatti, Dip, Diez, Leales, entre otros, son parte importante de esta historia", comenta Antonella, joven estudiante de Derecho, mientras emocionada recuerda un clásico de cuadreras. "Soy Gitano en la cabecera, Indio Clash quedaba atrás, Poblador comenzó a entrarle al puntero, pero al final gana Soy Gitano, caballo de don Carlos Alabarce, un gran hombre muy querido y recordado por todos los cuadreros", relató.