“Magia veneno” fue el tema del problemático cierre del impactante show de Catupecu Machu con Zeta Bosio como invitado en el bajo. Eso ocurrió a las 4.25 de la mañana de ayer, después de que Fernando Ruiz Díaz, cantante de la banda, logró que apagaran las luces del club Floresta, que se encendieron a las 4.10, en cumplimiento de la ley del tope horario.
“Ya estamos grandes para que nos digan cuándo tenemos que ir a dormir, o hasta cuándo podemos trabajar o divertirnos”, dijo Fernando antes de lanzar una catarata de insultos (muy festejada por el público, que durante toda la noche entonó cantos contra el Gobierno).
El Tucumán Music Festival no fue como se había planeado. La lluvia de la mañana del viernes hizo que hubiera que trasladar todo (o casi todo) desde el club Argentinos del Norte a Floresta (que estuvo totalmente colmado), y que las puertas se abrieran a las 22 en lugar de las 17, como se planeó. Así, quedaron en el camino cuatro de las seis bandas locales anunciadas (Luzbel se había bajado antes por diferencias con los organizadores), y las dos que tocaron, Harakiri y Sr. Valdez, sólo hicieron tres temas. Tampoco se montó la promocionada muestra de fotos de Franco Vera.
La situación molestó a los músicos, y también a su público. “¿Quién pagó $ 14, $ 18, $ 22... bueno, los c... a todos”, dijo Varo, cantante de Harakiri, desde el escenario. Los organizadores anunciaron que en los próximos días harán anuncios sobre lo ocurrido.
“Es injusto, porque sé que los chicos se prepararon mucho para esta noche y no pudieron tocar”, se lamentó Cristian Avila.
Una fiesta inolvidableSin embargo, la contundencia de Karamelo Santo, hizo que el mal trago quedara de lado por una hora. Los mendocinos, como es su costumbre, la descosieron a pura fiesta reggae-hip hop-rock y otras cositas. Además de sus populares temas como “Pon la gente arriba” y “Papa Noah”, entre muchos otros, descargaron dos versiones “akarameladas” de “What wonderful world” y de “Should I Stay Or Should I Go”, de The Clash.
Después fue el turno de Karma. Una hora más de saltos sin freno, que concluyó con “Furia Calchaquí” y Tony Molteni rodando sobre el público con su remera que dice “andate a dormir vos”. El cantante también reclamó: “¿quiénes son para disponer sobre nuestras vidas? Los asesinos de Paulina Lebbos siguen libres, seguimos sin saber dónde está Marita Verón, y nos mandan a dormir...”. Y de postre, Karma estrenó “Seré tu excusa”, un rock and roll con mucho agite.
Catupecu inició su show a las 3 con una intro improvisada y después arrancó con “Sonando”. Los primeros 10 temas fueron exclusivos de la banda (Fernando, Macabre y Herrlein), dejando vacío el lugar de Gabriel Ruiz Díaz, el bajista que se accidentó en un auto hace ocho meses y sigue internado). Después entró Pichu Serniotti (de Cabezones), a acompañar con su lúcida guitarra para hacer “Acaba el fin”, y después de dos temas subió al escenario la arrolladora presencia de Zeta. El ex bajista de Soda Stereo sacudió con soberbia las cuatro cuerdas en el tema “El umbral”, y siguió hasta que en una especie de homenaje la banda hizo “Persiana americana”, de Soda.
Catupecu estaba feliz sobre el escenario, y el público contento de poder saltar y cantar con un show tan fuerte y preciso. Pero empezaron los problemas cuando se hicieron las 4. A las 4.30, después del enojo y la victoria parcial de Fernando, una fuerte discusión en la vereda entre el manager de la banda y uno de los organizadores hizo que se terminara el show. Las luces se encendieron y la Policía entró al club para desalojarlo, dejando a un periodista con varios golpes mientras entrevistaba a los músicos.
La avenida Colón, hasta la Roca y la Mate de Luna, se convirtió en un hormiguero de gente caminando en busca de un taxi o un ómnibus,. “Siento vergüenza ajena... esto va a ser noticia nacional por el papelón que es que Catupecu no haya podido terminar porque son las 4”, dijo Josefina Acuña, una estudiante de Derecho de 21 años.