SUNCHALES (Enviado especial, Miguel Décima).- Juan Ramón Fleitas es un ganador, dentro y fuera de la cancha. El delantero de Unión Sunchales pasó un momento difícil hace siete años. Estaba en el esplendor de su carrera y jugaba en Huracán de Parque Patricio, cuando una enfermedad puso en riesgo su vida. Los médicos descubrieron que tenía la enfermedad de Hoodkyn, una patología del sistema linfático.
A partir de ese momento empezó una lucha sin cuartel contra ese mal y ganó por goleada. A los 34 años, Fleitas quiere seguir festejando y demostrar que puede continuar ligado a una actividad que lo apasiona.
Luego de su paso por el fútbol de Guatemala, donde fue dirigido por Miguel Brindisi, el "Lagarto" regresó al país y eligió a Unión Sunchales para reencontrarse con el público argentino.
- La vida lo puso a prueba en un momento especial de su carrera.
- Fue muy duro, pero el amor que tengo por la vida hizo que enfrentara a la adversidad y, por eso, a los 34 años, puedo seguir haciendo lo que más me gusta: jugar al fútbol. Esto lo tomo como un doble mérito porque me recuperé de la enfermedad y, además, volví a jugar cuando muchos consideraban que mi carrera había llegado a su fin.
- A la hora de analizar todas las cosas que le tocó superar, ¿que balance realiza?
-Lo primero es agradecerle a Dios porque me dio una fe inquebrantable. Eso me ayudó a superar momentos realmente complicados. Cuando creía que la enfermedad iba a doblegarme, me encomendaba a El y recargaba las pilas para no darme por vencido. Por todo lo que sufrí, hoy valoro cosas que antes me parecían insignificantes. Fue una experiencia que me marcó para siempre. Dios me prolongó la vida y todavía me premia con un nuevo hijo que nacerá en los próximos días.
-¿Cómo se portó el mundo del fútbol cuando estaba enfermo?
- Las muestras de cariño y de apoyo que recibí de la gente fueron impresionantes. Cada vez que me acuerdo, me emociono. Esta es una profesión inigualable, por las vivencias que un futbolista pasa a través de su carrera y por los amigos que cosecha. Uno de ellos es Jorge Federico Reinoso, un tucumano de fierro a quien tuvo como compañero en Racing. Es un fuera de serie. También guardo gratos recuerdos del técnico Carlos Roldán, que me dirigió cuando estaba en Huracán.
Al final de la nota, Fleitas se marchó rumbo a los vestuarios para cambiarse en compañía de Juan Marcelo Zerrizuela, uno de los nuevos amigos que le dio el fútbol. "Esto es increíble: un lagarto y una iguana se llevan muy bien", comentó el delantero con una amplia sonrisa en su rostro.
Estaba por comenzar la última práctica previa al partido con Atlético. Hoy, esperará en el banco su chance para ingresar en el campo de juego y hacer lo que más le gusta: jugar al fútbol y buscar el gol.
Fleitas desembarcó en Sunchales. Está feliz. Disfruta de la vida.