LONDRES.- En el transcurso de esta semana, dos graves errores políticos a nivel ministerial y la publicación de un escándalo sexual que involucra al número dos del gobierno pusieron bajo intensa presión al primer ministro, Tony Blair. Algunos medios británicos se preguntaron ayer cuánto tiempo más podrá durar en Downing Street el líder laborista, que el lunes celebrará su noveno aniversario en el poder.
Los conservadores y los demócratas liberales, en la oposición, reclamaron la dimisión del ministro del Interior, Charles Clarke, por mal desempeño en el cargo. Según los diarios, Clarke sabía hace diez meses de la negligencia increíble de las autoridades que posibilitaron que más de 1.000 presidiarios extranjeros, todos de extrema peligrosidad, salieran de las cárceles. “Me disculpo”, atinó a decir ayer Clarke.
También arrecian las críticas a la controvertida ministra de Salud, Patricia Hewitt, por la crisis del sistema sanitario estatal. Hace dos días, durante un acalorado debate con enfermeras del sistema, Hewitt replicó un cuestionamiento diciendo: “lo siento, es imposible ocuparse absolutamente de todo”.
En la vivienda oficial
Pero el hecho que más ocupó a la prensa, especialmente a la sensacionalista, fue el paso en falso del viceprimer ministro, John Prescott. Este político de 67 años mantuvo durante dos años encuentros amorosos con su secretaria en su vivienda oficial del barrio gubernamental. “Me arrepiento”, dijo Prescott, casado y con hijos, luego de admitir que fue infiel a su esposa, Paulina, luego de que los periódicos mostraron imágenes del vicejefe de gobierno en actos íntimos con su amante.
Blair, que ayer mantuvo una reunión de gabinete, consideró en rueda de prensa que es importante distinguir “entre los hechos y los titulares” en relación con la actuación de su gobierno. “El hecho es que la economía es fuerte, y continuamos invirtiendo en escuelas y hospitales. Eso no va a salir en los titulares”, añadió. (Reuter-AFP-NA)