Las casas de empeño son cosa del pasado

"Los bancos no quieren aparecer como los malos de la película". Según un martillero, los remates no se han incrementado como podría esperarse.

25 Agosto 2002
A pesar de la necesidad de dinero que cunde por doquier, las casas de empeño siguen siendo cosa del pasado. Si alguien necesita vender algún mueble, electrodoméstico u otro objeto de valor, recurre a los avisos clasificados o entrega el bien a un martillero, quien se encarga de venderlo a cambio de una comisión.
"Lo que más busca vender y comprar la gente es el equipamiento para negocios, sobre todo bares y locales de comidas", reveló José Martín Fed Richa. En su depósito de José Colombres 359 hay casi de todo. Desde muebles nuevos y antiguos, hasta máquinas fotográficas.
A diferencia de lo que ocurre en Buenos Aires, donde actualmente se están empeñando muchas obras de arte y antigüedades, ese rubro todavía no funciona a gran escala en el interior del país, según aclaró el martillero Jorge Pérez Lucena. "El empeño prácticamente ha desaparecido -afirmó-. Y en lo que respecta a los remates, tampoco han aumentado como podría esperarse".
Fed Richa -por su parte- también admitió que, a causa de la crisis, sería lógico que hubiera más remates. Pero no es así."Hay muchos comerciantes que cierran y especulan con la posibilidad de que la situación mejore; no quieren malvender su mercadería. Tienen desconfianza, porque no saben que en un remate se obtiene un buen precio. Es muy frecuente que la mercadería salga casi al mismo precio de plaza -explicó Fed Richa-. Cuando ven los resultados, dicen ?cómo no lo hice antes?".
Con respecto a los remates judiciales, Pérez Lucena comentó: "los tiempos de la Justicia son más lentos que los tiempos financieros y generalmente espera hasta último momento a que se arreglen las cosas -argumentó-. Los bancos no quieren aparecer como los malos de la película, y evitan profundizar la mala imagen que ya vienen acumulando".
Hace muchos años, cuando una persona que no perteneciera a una clase social privilegiada requería de dinero en efectivo, su única posibilidad de acceder al crédito eran los "montepíos" o casas de empeño. Aquel sistema, que consistía en un préstamo en efectivo, por el cual se dejaba en garantía un objeto de valor, cayó en desuso. Ahora que el crédito vuelve a desaparecer, la gente que necesita comprar algo para su casa y no puede adquirirlo de contado, intenta conseguirlo usado.En un comercio de Laprida al 200, que promociona "compramos o anticipamos dinero por televisores, videos, minicomponentes, mesas, sillas, camas, roperos... (y una larga lista)", el encargado le contó a LA GACETA que no hay demasiado movimiento en estos días. "La gente no tiene ni para vender. A los que vienen a consultar y a dejar un artículo, les exigimos siempre la factura de compra y sus documentos de identidad", advirtió Alejandro.

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