El sueño de independizarse lo empujó a vencer sus problemas de audición

Rivas Alarcón, de 24 años, es casi sordo y logró terminar la secundaria en el Instituto Arabe.

GRADUACION. El doctor Victorio Stock le entregó el título a Carlitos. LA GACETA / ANALIA JARAMILLO GRADUACION. El doctor Victorio Stock le entregó el título a Carlitos. LA GACETA / ANALIA JARAMILLO
24 Diciembre 2005
Desde los ocho años una enfermedad viral le cambió la vida totalmente. Las voces, los ruidos y la música comenzaron a desvanecerse hasta que el silencio llegó para quedarse por un buen tiempo.
Durante ocho años, Carlos Rivas Alarcón se alejó del colegio secundario y se sumergió en un mundo donde no había nadie más que su familia. Mientras sus amigos de la infancia pasaban sus días jugando con la pelota o estudiando en la escuela, Carlos, que en la actualidad tiene 24 años, miraba televisión encerrado en su casa. Un día decidió levantarse. El puntapié inicial fue aprender a leer los labios con una profesora particular, para poder comunicarse con su familia.
Con los avances científicos, en 2001 pudo volver a escuchar mediante un trasplante coclear, que consiste en ubicar un dispositivo electrónico en una parte del oído llamada coclea. La intervención quirúrgica, que fue un éxito, le devolvió una parte de su vida perdida, para volver a llenarse de ilusiones y de metas por cumplir.
Al recibirse de la escuela secundaria en el Instituto Arabe Argentino, que se realizó la semana pasada en el Salón San Miguel Arcángel, del Concejo Deliberante, Carlos dio un respiro de alivio, ya que sólo le quedan unos pocos pasos para cumplir con su gran sueño: independizarse de su familia, para, algún día, poder ir a vivir solo en un departamento propio. "Mi mamá quiere que estudie una carrera universitaria. Pero yo sólo quiero conseguir un trabajo digno para cortar los lazos familiares y obtener la libertad que buscaba", confesó.
María Elena, su madre, asegura estar orgullosa con su actitud, porque demuestra que superó los obstáculos que le puso la vida.
"Todo me costó al principio, pero logré superar las trabas gracias a la ayuda de Dios. Sólo El me dio las fuerzas necesarias para terminar la secundaria", comentó el joven, mientras abrazaba a Victorio Stock, el médico que lo operó hace cuatro años.
"Después de la intervención quirúrgica queríamos que lleve una vida independiente y que se inserte en una escuela normal. Hoy lo logró y se convirtió en un ejemplo digno de admirar", comentó el médico, que fue invitado especialmente por María Elena, para entregarle el diploma de egresado.



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