Cuando eran chicos, aprendieron de sus padres a construir el pesebre familiar que, con el paso del tiempo, fue evolucionando en cuanto a su calidad y a su dimensión, pero siempre preservando la mística del rito religioso.
Como todos los años, Elías Dip y su hermana Catalina se aprestan a darle los toques finales a su pesebre, que cuenta con más de 1.500 piezas. La puesta en ejecución de esta costumbre de devoción y de fe cristiana requiere paciencia, tiempo y, sobre todo, una cuota de previsión. Por eso, comienzan en octubre el armado del enorme pesebre, que ocupa una habitación de 5 metros por 4 de la casona de Córdoba 873.
Sin pretender, como Elías suele afirmar, que su minucioso trabajo sea una impactante obra artística, renuevan sus piezas y a veces agregan otras. Este año podrían ser más de las 1.527 que utilizaron en la última Navidad.
Del matrimonio Muse Dip y Tamra Assaf nacieron cuatro hijos. De ellos, Elías y Catalina mantienen viva la tradición de sus ascendentes sirios. Según explicaron, la tarea implica no sólo revivir el nacimiento de Jesús, sino reafirmar la esencia de la unión familiar. De ese legado también aprendieron que compartir es un verbo que debe practicarse, y por eso invitan siempre a la comunidad a que visite su pesebre. Pronto anunciarán la fecha en que las familias junto a sus niños podrán apreciar los trabajos realizados en la vieja casona paterna.
LITURGIA
Tiempo de Adviento
La Iglesia vive por estos días el tiempo de Adviento, en preparación para la Navidad. Este período, que comenzó el domingo pasado y durará cuatro semanas, abre un nuevo año litúrgico para la Iglesia. Los católicos se preparan, a través de su liturgia, al advenimiento de Jesucristo, que vino al mundo y prometió que volverá a juzgar a los vivos y a los muertos. Por eso, en este tiempo de Adviento se espera la segunda llegada de Jesucristo.
El profesor de Historia y especialista en religiosidad popular Angel Núñez Molina explica que el Adviento es uno de los tiempos fuertes de la Iglesia, como lo es la Cuaresma, en preparación para la Pascua. "Es tiempo de mucha oración, conversión y ayuno. La Iglesia pide abstinencia todos los viernes del año (día en que murió Jesús). El ayuno tiene el sentido de sacrificio y no se circunscribe a no comer carne, sino ?a privarme de algo que me ayude a luchar contra mis debilidades y egoísmo?", precisó.