Todavía lloran al párroco del templo de Cristo Redentor

Todavía lloran al párroco del templo de Cristo Redentor

Los lugareños consideran un santo al padre Figueroa, fallecido en 1991.

REPOSO. Antes de morir, el padre Figueroa indicó el lugar donde quería ser enterrado, en una esquina de la iglesia que conducía.  LA GACETA / JOSE NUNO REPOSO. Antes de morir, el padre Figueroa indicó el lugar donde quería ser enterrado, en una esquina de la iglesia que conducía. LA GACETA / JOSE NUNO
26 Octubre 2005
Todos recuerdan al padre Arturo Fausto Figueroa. "Era un santo. Escuchaba a todos y daba los mejores consejos. Hablaba poco y decía lo justo. A cualquier hora que llegáramos a la iglesia de Cristo Redentor, donde era el párroco, él estaba arrodillado al lado del Santísimo, rezando", rememora Claudia Nieva (35 años).
"Eran tan santo que cuando sospechó que iba a morir dejó dicho dónde lo tenían que enterrar: en una esquina del templo. También dejo escrito dónde estaban los mosaicos para que reparan el piso roto y hasta dejó encargada su propia lápida", señala la joven al recordar a su confesor.
"Queridos fieles: rogad mucho al Señor por mi salvación. Si el Señor me recibe, yo rogaré mucho por todos vosotros. Padre Arturo". Así reza el mármol que cubre la fosa.
El padre Arturo había nacido el 7 de agosto de 1916 y falleció el 29 de junio de 1991.
"Era un hombre dulce y absolutamente bueno. A las 7 de la mañana despertaba a todo el pueblo con el canto del Angelus, que ponía a todo volumen por altoparlante. A pesar de su enfermedad -tenía cáncer- siempre estaba dispuesto a escuchar a los demás. Cuando falleció todo el pueblo lo lloró sin descanso", recuerda.

La voz de los habitantes
"QUEREMOS UN BANCO".- "Tenemos muchos jubilados, pero no tenemos banco en La Ramada de Arriba. Antes había uno, pero lo trasladaron a La Ramada de Abajo; era sólo una colonia, pero había muchos españoles con dinero. En La Ramada de Arriba, en cambio, había muchas familias árabes. Ahora pedimos que lo traigan de vuelta hacia acá". (Rima Isa)

QUIEREN UN LOCAL BAILABLE.- De lo único que se quejan los jóvenes de La Ramada de Arriba es de la falta de un local bailable. "El más cercano queda a 40 minutos, en Taruca Pampa. Deberían abrir uno aquí" (Gabriela Mortorell).

CON LAS VENTANAS ABIERTAS- "La Ramada es un pueblo tan tranquilo que el único robo que hubo fue hace 20 años, al banco, antes de que lo trasladaran a La Ramada de Abajo. La gente duerme con las ventanas abiertas y a la puerta jamás se le echa llave". (Rima Isa).

FALTA TRABAJO.- El profesor de Física y Química Manuel García es un eterno enamorado de la historia de La Ramada, pero lo que más reivindica de su pueblo es la tranquilidad. "Lo único que preocupa es la falta de trabajo; cuando se termina la cosecha del citrus y de la caña la mayoría queda desocupada", se lamenta.

CAMINO DE CARRETAS.- "Por La Ramada pasaba el antiguo Camino de las Carretas, que venía desde lo que hoy es la ciudad hacia el Alto Perú, alrededor de 1670. Pasaba por frente del Fuerte de San Simón. La principal fuente de producción por esos años eran los yacimientos mineros, y Tucumán era la principal proveedora de carretas y mulas". (Camilo Isa Morhell).

EL ALGARROBO ES VERDE.- El viejo algarrobo donde se dice que descansó San Martín, en la Ramada de Abajo, está verde y hermoso. "La gente siempre lo ve en agosto, cuando todavía está sin hojas, y se desilusiona". (Camilo Isa Morhell)