Rituales de fin de año: ¿por qué se realizan?

Uvas, lentejas, colores y deseos quemados entran en escena cada 31 de diciembre. Un balance entre la necesidad emocional de cerrar ciclos y la búsqueda de esperanza.

Rituales de fin de año: ¿por qué se realizan?

Minutos antes de la medianoche, mientras el año se despide, en muchos hogares se repiten acciones que ya son parte del fin de año: billetes en el zapato, ropa interior de colores, deseos escritos en papel o puñados de lentejas lanzados al aire. Pequeños rituales que, más allá de las creencias, siguen vigentes y se transmiten de generación en generación; pueden considerarse actos de fe, tradición o simplemente una costumbre que se hace “por las dudas”.

Los rituales se viven de maneras distintas.

“Me pongo una llave en el bolsillo para abrir caminos, un billete en el pie derecho para atraer dinero y tiro lentejas para la abundancia. Lo hago con fe, pero también por las dudas. Siempre viene bien reforzar al universo”. Josefina Gambarte cuenta que cada año repite varias de estas acciones y para ella el ritual es también un momento compartido con la familia entre risas y complicidad.

Andrea Acosta, en cambio, mantiene rituales que cumple desde hace más de una década. “El billete en el zapato para la prosperidad y la ropa blanca para la paz espiritual. Siempre sentí confianza, porque la fe es la clave”, afirma. Este año, sin embargo, comenta que decidió no celebrar debido a la reciente pérdida de su padre, lo que muestra cómo estos actos (y las fiestas mismas) se ven atravesados por las emociones y los procesos personales.

Desde la psicología

Estos rituales funcionan como un punto de apoyo emocional. Gabriela Silva Molina, licenciada en Psicología, explica que Año Nuevo actúa como un “marcador psicológico” que habilita a cerrar etapas y proyectar nuevas. “El calendario te da permiso para decir ‘hasta acá’ y sentir que arranca otra etapa. Aunque en la vida real el 1 de enero no cambia nada automáticamente, para la cabeza es un símbolo fuerte, y los símbolos ordenan” explica. En ese sentido, estos rituales ayudan a procesar lo vivido, cerrar ciclos y recuperar esperanza frente a lo que vendrá.

La ansiedad frente al futuro es central. “El ritual aparece como un ancla. Te da estructura, una mini rutina, y te hace sentir que estás haciendo algo frente a lo incierto. No es que controle el futuro, pero sí baja la sensación de descontrol”, señala la licenciada. Además, cuando se realizan en familia o con amigos, funcionan como espacios de contención emocional.

Advierte que la relación con los rituales es saludable cuando funcionan como un complemento y no como una dependencia ya que, en sus palabras, el problema aparece cuando la persona siente que si no hace el procedimiento exacto todo va a salir mal, o cuando deja de accionar en la vida real. Por eso recomienda que estas prácticas sean un “mimo”, acompañadas de acciones concretas y expectativas realistas.

Desde lo esotérico

Las tarotistas coinciden en que estas prácticas actúan a nivel simbólico y emocional. Veronica Jiménez, terapéutica energética y creadora de @cristalfino_, explica que los rituales siguen vigentes por su carga simbólica. “El cambio de año es un cierre colectivo, un momento en el que muchas personas reflexionan y proyectan al mismo tiempo, y eso genera un orden interno”, señala. Además, remarca que estas tradiciones no se basan en creer de manera dogmática, sino más bien de mantener coherencia entre intención, emoción y acción.

Patricia Amaro, divulgadora del tema, aporta una mirada histórica: los rituales surgieron como formas de protección frente a épocas difíciles. “Comer lentejas simbolizan el alimento y la abundancia; las doce uvas nacen en España tras una gran cosecha; la ropa interior roja o rosa viene del Medioevo, como un acto de rebeldía”, detalla. Y agrega: “Mientras más personas participan, más fuerte es la energía del pedido”.

Micaela Velardez, tarotista en @pura.guia_tarot, remarca que las ceremonias de este tipo se fueron resignificando con el tiempo. “Son un lenguaje ancestral del espíritu. Se sostienen porque creer brinda esperanza, y porque ayudan a borrar la carga con la que muchas personas llegan a fin de año”, explica. La intención es clave: “El universo responde a lo que vibramos”.

Los rituales que ella recomienda para el 31 son:

Para la abundancia: a las 00 agarrar un puñado de lentejas y tirarlo hacia arriba, dejando que caiga sobre la cabeza y nuestro cuerpo. Mientras se lanzan, repetir afirmaciones cómo "la abundancia y la prosperidad llegan a mi" "este año estará lleno de buenas oportunidades y abundancia". Luego levantar algunas lentejas y guardarlas en tu billetera para “llevarlas con vos todo el año recordando siempre que la clave es la intención y la confianza al momento de realizarlo, agradeciendo como si ya fuera un hecho”.

Para el amor: Justo antes de las 00,  meterse debajo de la mesa hasta las 00:01, visualizando todo el tiempo la pareja ideal para vos.

También se podría escribir una carta con detalle de cómo sería esa persona que soñás para manifestarlo este próximo año. Es muy importante escribirla en presente, como si ya estuviera pasando.

Para la salud: Vestirse de verde es la mejor opción ya que este tono está asociado con la vitalidad, el crecimiento y la renovación, pueden ser en prendas o accesorios.

Creer o no creer deja de ser el centro del debate. Para muchos, los rituales de fin de año son una pausa necesaria: una forma de agradecer, soltar y volver a intentarlo. No porque el calendario haga algún tipo de magia, sino porque, como coinciden especialistas y protagonistas, la mente y las emociones también necesitan rituales para empezar de nuevo con un poco más de calma y esperanza.

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