Cartas de lectores: Final de fútbol

Hace 8 Hs

Y el fútbol argentino consagró finalmente su campeón: en una épica definición, Estudiantes de La Plata se coronó ganándole a Racing de Avellaneda. Pero esta no fue una definición más del competitivo y estresante futbol argentino: sin memoria de algo parecido, el equipo platense llegó a un nuevo título estando duramente enfrentado con la conducción de la AFA. Y el motivo principal es la postura de su presidente Verón, a favor de que los clubes sean sociedades anónimas deportivas, o sea manejadas por capitales privados como en el resto del mundo y no por comisiones elegidas por el voto de sus socios. Pero el presidente afista, que gracias a ese cargo lleva la lujosa vida de un jeque árabe, se opone tenazmente con el apoyo de varios clubes, fundamentalmente del ascenso. La chispa que detonó el polvorín fue el reconocimiento como campeón anticipado a Rosario Central, y el famoso “pasillo” que debía hacerle Estudiantes. Cuando la inmensa mayoría de los clubes agacha la cabeza ante los desatinos de la institución madre, Verón no aceptó tal sometimiento. O sea, un capítulo más de la vieja disputa sumisión versus rebeldía ante las injusticias del poder. y sobran argumentos para justificar la actitud del reconocido exjugador: campeonatos con exceso de equipos, reglamentación cambiada sobre la marcha, claros perjuicios, incluida la amenaza del descenso de categoría, a todos los que no acaten las directivas supremas… en resumen, se hace lo que el N°1 y el N°2 ordenen, guste o no guste. Y esta final fue la muestra palpable de esta humillante discrecionalidad: se jugó a más de 1.000 kilómetros del lugar de origen de ambos equipos, con 40° de temperatura, exponiendo a sus hinchas a gastos desmesurados y a la desgracia siempre latente en viajes tan largos, con poquísimas entradas para ambos en el estadio, onerosos alojamientos en lugares de reducida capacidad y un sinfín de inconvenientes más. Y como frutilla de la torta, un ridículo premio económico: ¡500.000 dólares! Esta miserable suma provoca vergüenza ajena, cuando se trata del fútbol del actual campeón del mundo y un vuelto a la par de los 10 millones de dólares que recibe, por ejemplo, el campeón brasileño. Y sigue siendo menor al lado de los 12 millones de dólares que cobró la Selección por jugar en Angola (la AFA dijo la mitad). Y no entremos en detalles de los ingresos por publicidad, derechos de transmisión televisiva y varios más que el presidente Tapia maneja con absoluta falta de transparencia y discrecionalidad. Encima quiere vender que los clubes son de los socios: ¡una mentira más grande que el Monumental de Núñez! Como todo tiene que ver con todo, debemos mencionar la denuncia por lavado de dinero, a una financiera ligada al poder afista, por más de 500 millones de dólares y los allanamientos a una lujosa finca bonaerense, de aparente propiedad de ambos dirigentes, incautándose más de 50 autos de alta gama, también por valores millonarios. Se dice que el ambiente del fútbol y la política son dos mundos paralelos que tienen muchos puntos de contacto. El de la corrupción es uno de ellos. Por eso esperamos, por el bien de nuestro querido fútbol argentino, que estos siniestros personajes respondan ante la justicia y sean echados inmediatamente del cargo, que inexplicablemente detentan.

Ricardo Rearte  

ricardorearte333@gmail.com

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