

La moto simboliza la libertad, al ofrecer una forma directa y despojada de desplazarse, sin barreras, sintiendo el aire y el control inmediato del vehículo. No obstante, desde hace años, en muchas ciudades del país esa libertad se ha transformado en libertinaje a partir del uso irresponsable que algunos motociclistas hacen de sus motos, ya sea de manera individual o grupal. Estas conductas, que van de lo molesto a lo temerario o intimidatorio, suelen desbordar los controles y reproducirse con impunidad. En ese marco, el Concejo Deliberante de Villa María aprobó una ordenanza que crea un Régimen de Excepción Vial y de Protección a la Convivencia Ciudadana, endureciendo las sanciones contra las “hordas” de motos y otras prácticas que ponen en riesgo la seguridad vial. La norma triplica las multas, habilita el decomiso de vehículos y establece inhabilitaciones de hasta dos años para quienes circulen en grupos intimidatorios o realicen picadas en la vía pública. Además, prohibe la circulación con escapes adulterados o sistemas de audio que excedan los límites permitidos, y autoriza el uso de la fuerza pública para el secuestro de los vehículos infractores. La medida busca dotar al municipio de herramientas eficaces frente a comportamientos que exceden la mera infracción de tránsito y afectan la convivencia ciudadana. Sería deseable que, así como durante años se propagó el descontrol, esta iniciativa se multiplique y contribuya a recuperar el orden en otras ciudades del país.
Jorge Ballario
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