
De Tafí Viejo a la cima de Sudamérica: Lezcano y un regreso cargado de sentido
Emiliano Lezcano volvió a Tucumán como campeón sudamericano, se mezcló con la gente en la tribuna de Estudiantes y fue ovacionado en el club donde dio sus primeros pasos, coronando un año que lo llevó del anonimato al centro de la escena del básquet continental.
Emiliano Lezcano, figura clave en el histórico título conseguido con Ferro | Foto @FerroOficial

Emiliano Lezcano no necesitó credenciales ni protocolo para volver a casa. Llegó con amigos, se sentó en una silla al costado del rectángulo de juego y miró el partido de Estudiantes como uno más. Afuera de la cancha, sin uniforme, sin anunciarse. “Tenía muchas ganas de jugar cuando la pelota pasaba cerca mío”, confesó después, con una sonrisa que delataba que el amor por el club sigue intacto.
Habían pasado apenas unos días desde que se consagró campeón sudamericano con Ferro, pero en el estadio de La Cebra volvió a ser el pibe del club. “Siempre que puedo vengo. Me gusta estar en casa, me gusta estar acá con los chicos. Es lo que hice toda mi vida y lo que voy a seguir haciendo”, dijo. Para él, Tafí Viejo y Estudiantes funcionan como un cable a tierra necesario.
No fue una visita casual. Estudiantes es parte central de su historia. Allí llegó en 2016, luego de haberse formado en Talleres, en su ciudad natal. En ese piso dio sus primeros pasos en Primera, compartió vestuario con muchos de los que todavía defienden la camiseta. “Es mi casa”, repitió más de una vez, sin vueltas.
A los 24 años, Lezcano atraviesa el momento más alto de su carrera. El 7 de diciembre, en Luque, Paraguay, fue parte del equipo de Ferro que venció a Regatas Corrientes y levantó la Liga Sudamericana, un título que el club de Caballito no conseguía desde hacía 36 años. En la final aportó 14 puntos, pero él prefiere mirar el proceso antes que la estadística. “Pasaron muchas cosas en muy poco tiempo. Fue mi primer título como profesional, pasó lo que pasó con el tiro, subí mucho mi nivel de juego”, resumió.
El punto de quiebre de este año llegó con una acción que trascendió el resultado y se convirtió en símbolo. El triple convertido desde casi mitad de cancha, en un cierre de partido cargado de tensión, no solo fue determinante en lo deportivo, sino que desató una ola de repercusiones pocas veces vista para una jugada del básquet argentino. En cuestión de horas, el video recorrió redes sociales, noticieros y portales deportivos, replicado por jugadores, entrenadores y fanáticos. “Después aparecieron diez millones de videos de chicos tirando de un aro al otro y convirtiéndolo”, recordó Lezcano entre risas, dimensionando el impacto inesperado de una acción que mezcló atrevimiento, confianza y talento. Aquel lanzamiento terminó de instalar su nombre a nivel continental y funcionó como una bisagra: desde ahí, su rendimiento creció, su rol se consolidó y el equipo encontró un envión anímico que terminaría meses después en la consagración sudamericana.
Durante el entretiempo, mientras Estudiantes reconocía a sus categorías femeninas y masculinas, llegó un momento inesperado. Lezcano fue ovacionado por todo el estadio y recibió una camiseta número "4" con su apellido. El aplauso fue unánime: jugadores, público y hasta el club Amancay de La Rioja, quien cuenta con varios tucumanos en su plantel, se sumaron al reconocimiento. “La verdad que lo valoro mucho. Que me conozcan y me respeten, sobre todo”, dijo. “El club se portó muy bien conmigo, no me lo esperaba. Fue una hermosa sorpresa”.
Después del partido, no se fue enseguida. Se sacó fotos con jugadores de ambos equipos, con chicos del club y con el público en general. Fue uno de los últimos en salir del estadio. “Amo estar en el club, amo estar en mi casa, amo también tener estos días de descanso”, contó. “La gente me habla con una amabilidad muy linda, eso no lo doy por sentado”.
En Ferro, el vínculo con la gente se volvió profundo. “Creo que ya hace una temporada que me respetan, me quieren y me bancan, sobre todo cuando las cosas no salen”, explicó. Sabe que ahora el desafío es mayor. “No es fácil ganar después de ganar. Tenemos un grupo muy lindo y tenemos que hacernos responsables de lo que conseguimos”.
Ezequiel Lezcano, de Tafí Viejo a ser una de las principales figuras del basquet argentino | Foto @FerroOficial
Sobre el futuro, evita apresurarse. “Trato de no pensar tanto, trato de vivir el día a día”, dijo. “Hoy estoy muy enfocado en Ferro. Después habrá tiempo para pensar en lo que viene”.
Antes de regresar a Capital Federal, Lezcano eligió volver, sentarse, mirar un partido de básquet en casa y abrazarse con los suyos. Campeón sudamericano, figura de Ferro, pero todavía entiende que, para seguir creciendo, primero hay que volver a donde todo empezó.









