

La seguridad en el transporte público está en debate, tras la tragedia ocurrida en la esquina de la avenida Gobernador del Campo y Posse, frente al parque 9 de Julio, donde una pasajera de una moto de aplicación falleció en un choque. El doloroso accidente ha generado inquietudes y preguntas que necesitan respuesta en momentos en que se acaban de aprobar ordenanzas referidas al funcionamiento de estos servicios que por la fuerza de los hechos y por la crisis del transporte tradicional -ómnibus y taxis- se impusieron en las calles.
Las circunstancias de este suceso han dado lugar a debates específicos. Hay una tragedia con una joven de 20 años fallecida y un conductor que ha de afrontar las consecuencias penales derivadas de este luctuoso episodio; además la zona es de gran peligro vehicular, según detallaron los vecinos, que dieron cuenta ante el periodista de LA GACETA de constantes percances de circulación, sobre todo con motocicletas, derivadas de la inobservancia de los límites de velocidad, de la falta de respeto a las luces de los semáforos y de las dificultades de la infraestructura vial, en un sector donde el giro a la izquierda está delimitado de modo inusual para los hábitos de los tucumanos, además de que los arbustos en la platabanda afectan la visibilidad. En el momento en que los periodistas realizaban la nota hubo dos incidentes de tránsito.
Pero además de esta circunstancia particular hay un problema más profundo, que tiene que ver con las características del tránsito tucumano, que ya está considerado a nivel nacional como críticamente inseguro, a tal punto que las compañías de seguros le han puesto bandera roja, y que en las motos alcanza niveles inquietantes. En los hospitales los motociclistas encabezan la tabla de accidentados y en el caso de los controles las autoridades municipales y policiales no dan abasto con los secuestros de vehículos en infracción. De hecho, desde hace tiempo se incrementaron las campañas de promoción para usar el casco y circular con atención a las normas de tránsito, pero basta con ir a cualquier esquina durante 10 minutos para observar una especie de festival de infracciones de motociclistas, que parecen sentirse eximidos de las reglas de circulación. En ese contexto han aparecido las aplicaciones de transporte en moto, las cuales han sido aceptadas de hecho por los usuarios por comodidad, rapidez y economía, sin considerar que los riesgos de circular en moto con conductores desconocidos son altos.
En este sentido, las autoridades deben poner énfasis en el modo de asegurar la capacitación adecuada de manejo de quienes conducen estos vehículos, tanto como se exige a conductores de taxis, de ómnibus o de camiones. Un chofer debe dar al pasajero garantías totales de su probidad de manejo, y eso debe estar autorizado por los responsables del municipio, la comuna y la provincia, y, por supuesto, de la aplicación que los habilita a dar el servicio. De otro modo, cada uno actúa fuera de controles y ocurren emergencias que afectan a toda la comunidad.







