A los 75 años, se convirtió en el primer licenciado en Lutería de la UNT: “Todavía no me cae la ficha”

Daniel Frías contó cómo vivió este logro que nació casi por casualidad y terminó convirtiéndose en una pasión que le dio un nuevo rumbo a su vida. Su historia.

Hace 4 Hs

A Daniel Frías todavía le cuesta dormir. No por insomnio ni por preocupaciones, sino por la ansiedad que le dejó la emoción de un día inolvidable. A sus 75 años, se convirtió en el primer egresado de la carrera de Lutería de grado de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT). “Todavía no me cae la ficha”, admite ante LA GACETA, rodeado de guitarras, violines, violas y un “cuatro” latinoamericano que él mismo fabricó en su taller.

Ingeniero electrónico por la UTN, egresado del Instituto Técnico y ahora licenciado en Lutería, Frías, se puede decir, es un ejemplo de constancia, curiosidad y amor por el aprendizaje. “Parece que algo tengo con la universidad”, dice entre risas. “Nunca pensé que iba a estudiar Lutería como profesión. Fui para hacerme una guitarra… y acá estamos”. 

Ya jubilado y atravesando una pérdida familiar, Daniel sintió que necesitaba ocupar la mente y el corazón. Había rasgueado la guitarra toda la vida, pero nunca imaginó que construiría instrumentos desde cero. “Yo no soy de quedarme quieto. La actividad cognitiva es fundamental. No soy de sentarme a ver televisión”, asegura.

La carrera lo atrapó desde el primer día. En pleno entusiasmo llegó la pandemia y luego serios problemas de salud. Ahí, dice, aparecieron los maestros que lo sostuvieron: Antonio Facundo Silva y José Luis Cardoso. “Hubo momentos en que quise renunciar. Ellos me convencieron de seguir”.

También agradece a sus docentes, al director y la codirectora de su tesis, y a las autoridades de la Facultad de Artes, que hicieron posible que pudiera concluir la carrera pese a los contratiempos. “Tengo una familia maravillosa que también me empuja. Mis hijos ya hicieron su camino; yo ahora sigo el mío”. 

Frías aclara que no es el primer luthier formado por la Universidad: antes existía la carrera técnica, de la cual él mismo fue parte. Pero sí es el primer licenciado en una carrera de grado que se habilitó recién en los últimos años.

“La Facultad de Lutería tiene profesores excelentes. Y entre los alumnos se da un compañerismo muy particular: uno mira lo que hace el otro, se corrigen, se ayudan. Eso no pasa en todas las carreras”, destaca.

Y deja un mensaje para quienes dudan al enfrentar materias difíciles: “Nada es imposible de conseguir. Hay que poner ganas y seguir. A veces los chicos se frenan por una materia complicada, pero se puede. Se puede siempre”.

A los 75 años, se convirtió en el primer licenciado en Lutería de la UNT: “Todavía no me cae la ficha”

“Todavía no me cae la ficha”

Rodeado de sus instrumentos, Daniel muestra violines, una viola, una guitarra restaurada y un “cuatro” venezolano-colombiano de cuatro cuerdas. Cada pieza tiene su historia y su aprendizaje detrás. Hasta se anima a tocar una chacarera tucumana: Del 55. Lo hace con humildad, aunque su rasguido demuestra el oído entrenado del artesano que debe evaluar el sonido de sus propias creaciones.

Con humor, reconoce que ahora tendrá más tiempo para volver a practicar. “Me gusta la guitarra y me gusta mucho el tango. Es difícil, pero tenemos un grupo de amigos amateurs y cada tanto nos juntamos a darnos ese gusto”. 

Y concluye: “Con 75 años, yo puedo decir que estudiar vale la pena. Te mantiene vivo”.

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