Complicaciones por cortes de calles en el microcentro

Hace 6 Hs

En San Miguel de Tucumán ya se volvió parte del paisaje informativo matinal: la Municipalidad anuncia qué calles céntricas estarán cortadas por reparaciones, y la ciudadanía intenta reorganizar su trayecto como puede. La información llega, es cierto; la planificación, en cambio, se ve sobrepasada por la realidad del tránsito. Los trabajos comienzan, invariablemente, a partir de las 8 de la mañana aunque en estos días la ciudad comienza a concentrar intensos picos de circulación. ayer, por citar sólo dos ejemplos, al corte programado de Congreso y San Lorenzo se agregó el corte en 24 de Septiembre y Moreno por incidentes y eso transformó la zona este y sur del microcentro en un caos.

A comienzo de la mañana ingresan empleados públicos y privados, se abren comercios, arriban proveedores, y miles de padres llevan a sus hijos a la escuela. El microcentro ya es, por naturaleza, un territorio de alta congestión, por lo que sumarle intervenciones viales en esas horas matutinas equivale a empujar un sistema frágil hacia el colapso cotidiano. Y aunque el vecino lo padece con resignación, el caos no debería naturalizarse.

Numerosas ciudades del mundo enfrentaron este mismo dilema y lo resolvieron con una lógica simple: trasladar las reparaciones al horario nocturno. Países como Suecia o Suiza aplican desde hace décadas un esquema de trabajo que prioriza la fluidez diurna y concentra las tareas de mantenimiento durante la noche o la madrugada. No se trata de un capricho ni de una fórmula imposible para nuestro contexto; responde, más bien, al sentido común de minimizar el impacto en la vida cotidiana. En Tucumán se hacen algunas intervenciones nocturnas y hasta en feriados se pueden observar trabajos generalmente privados. Es el caso del trabajo realizado en la mañana del domingo para retirar los aires acondicionados del ex supermercado de Córdoba al 600 o de la reparación del cartel de un comercio sobre peatonal Muñecas al 200 el lunes.

Pero por lo general en las obras en las calles se interviene cuando más circula la gente y se libera la traza cuando la ciudad ya no la necesita con urgencia. Basta observar un cruce céntrico a las 8.15, en el que un simple vallado puede multiplicar por tres los tiempos de viaje, encender la irritación social y perjudicar tanto al peatón como al comerciante.

En diciembre aumenta la afluencia de gente y de vehículos al microcentro. Cabría pensar que no basta con informar. Un plan de movilidad urbano debe contemplar variables más amplias como horarios, desvíos inteligentes, coordinación con el transporte público, señalización adecuada y, sobre todo, una decisión política de reducir el daño colateral que generan estos trabajos. No es lo mismo el corte de urgencia que el programado con antelación.

Tucumán no puede renunciar a una discusión que muchas ciudades ya dieron. Es cierto que trabajar de noche implica costos adicionales y desafíos operativos; pero también es cierto que tiene alto valor la inversión  que mejora la calidad de vida de los ciudadanos.

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