Para aumentar la división entre los argentinos, surgió una nueva grieta: “el Santos Vega contra el Martín Fierro”. Me refiero al análisis lineal, superficial y sobre todo falso que el lector Carlos Castillo (carta del 08/12), hace de la carta del lector Arturo Garvich (29/11) en donde este último reflexiona acertadamente sobre la derrota del payador Santos Vega, metafóricamente vencido por el progreso. Encontrar una contradicción entre Santos Vega y Martín Fierro sólo se explica porque estos poemas tienen más fama que lectores, o tal vez porque sólo nos preocupamos por leer los primeros versos y no las obras completas. Esto es así porque Martín Fierro, también fue metafóricamente derrotado por el progreso, lo comprobamos al leer “La vuelta del Martín Fierro” que José Hernández escribe ocho años después de la primera parte, durante la administración del presidente Nicolás Avellaneda. Entonces el progreso argentino termina produciendo, irremediablemente, como el ocaso de una parábola, el final de los gauchos y de la poesía gauchesca. Por eso hay que leer los consejos de Martín Fierro a sus hijos; allí el gaucho, que fue desertor y perseguido, no reivindica su existencia anterior y aconseja a sus hijos a adaptarse a la nueva realidad que muestra el enorme progreso argentino: los gauchos encontrarán trabajo como asalariados, peones de estancias u obreros del ferrocarril, etc. Ese cambio que produce el progreso también lo afecta a José Hernández; ya no es más federal al servicio de Urquiza, ahora es senador en el partido de Julio Argentino Roca.
Luis Ovidio Pérez Cleip
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