Una travesía de fe: viaja a caballo con su nieta hacia Lules para homenajear a la Virgen
A la vera de la ruta 321, en el camino hacia Lules, una escena inesperada despertó la ternura durante el móvil de LA GACETA: un abuelo y su nieta avanzaban lentamente a caballo rumbo a la celebración en honor a la Virgen. La pequeña, de apenas seis años, montaba sola con sorprendente seguridad.
Francisco Roja, vecino de San Pablo, lleva siete años cumpliendo esta promesa religiosa. Desde hace tres, decidió participar de la festividad que se realiza a pocos kilómetros de Lules. Y esta vez lo acompaña Natasha, su nieta.
“Ella no puede ir hasta la Reducción porque es chica y se cansa mucho. Por eso vamos a la Virgen de las Malvinas”, explica Francisco, que emprendió la cabalgata desde San Pablo, a dos cuadras del acceso principal. La travesía -de unos nueve kilómetros- les demanda cerca de dos horas.
La niña, que dice montar desde los tres años, no duda cuando le preguntan por su pedido especial para la Virgen. “Voy a rezar por mi abuelo. Él se murió cuando yo era pequeña. Siempre lo quiero y él me acompaña”, cuenta, tímida pero firme. Se refiere a su bisabuelo paterno, fallecido hace dos años, cuyo nombre no recuerda, pero cuya presencia siente cerca.
Francisco, por su parte, tiene otros deseos para este año: “Pedimos para que haya más trabajo, para que mejore todo en el país y que para ellos -mis nietos- la vida sea un poco mejor. Fue un año más o menos, pero espero que el próximo sea mejor”.
La devoción se mezcla con la tradición familiar. La pequeña no solo acompaña a su abuelo: también enseña. Con la naturalidad de quien conoce el oficio, demuestra cómo debe tomarse la rienda y explica que para andar bien a caballo “hay que ayudar”, mientras intenta ponerse un sombrero que no termina de acomodarse por la colita de caballo que asoma detrás.
Los vehículos que pasan tocan bocina en señal de saludo. La caravana improvisada avanza entre sonrisas y algunas lágrimas contenidas de emoción. La fe, la memoria y el deseo de un futuro más esperanzador viajan juntos bajo el sol de la mañana.







