Para las selecciones, el sorteo del Mundial nunca es un trámite
En la previa al sorteo del Mundial 2026, la historia demuestra que la fase de grupos puede potenciar o complicar a cualquier equipo. Los casos de Argentina y otras potencias evidencian cómo las bolillas pueden definir caminos mucho más difíciles de lo imaginado.
ATENTOS A LOS BOLILLEROS. Mañana se realizará el sorteo del Mundial 2026 en Estados Unidos. Ilustración de Russo/LA GACETA.
El sorteo de un Mundial nunca es un trámite. Puede ordenar un camino accesible o transformarlo en un recorrido lleno de obstáculos, incluso para las selecciones más poderosas. Y en la previa a la edición de 2026, que se sorteará este viernes a partir de las 14, vale revisar cómo el azar de los bolilleros condicionó -para bien o para mal- la historia reciente de la Selección Argentina.
Hay antecedentes que evidencian un patrón: cada vez que el grupo fue particularmente complejo, las posibilidades de llegar lejos se redujeron drásticamente. Y cuando el camino inicial resultó más equilibrado, el equipo pudo crecer dentro del torneo.
Golpe inicial
Tras consagrarse campeona en México 1986, Argentina clasificó automáticamente al Mundial 1990 y tuvo el privilegio de disputar el partido inaugural. Sin embargo, el inicio fue mucho más turbulento de lo esperado. El equipo de Carlos Bilardo cayó en el Grupo B junto a Camerún, la Unión Soviética y Rumania.
La derrota 1-0 ante los africanos, con gol de François Omam-Biyik, marcó el tono de una fase de grupos que obligó a la Selección a replantearse su estrategia sobre la marcha. Aunque logró clasificarse, ese tropiezo inicial modificó el recorrido y lo llevó a enfrentarse a rivales que no estaban previstos en los papeles como fue el caso de los octavos de final contra Brasil.
Inconsistencia
El Mundial de Estados Unidos dejó otra muestra de cómo el azar y los imprevistos pueden alterar un Mundial. Argentina compartió zona con Grecia, Nigeria y Bulgaria. El arranque fue ideal: 4-0 ante los griegos -con hat-trick de Gabriel Batistuta y un gol de Diego Maradona- y 2-1 frente a Nigeria con doblete de Claudio Caniggia.
Pero la sanción por doping a Maradona cambió todo. La caída 2-0 ante Bulgaria en la última fecha envió a la Selección al tercer puesto, lo que en octavos la emparejó con Rumania, líder del Grupo A. Ese cruce más duro de lo esperado dejó al equipo fuera del torneo prematuramente.
Frustración
Si existe una prueba contundente de cómo un mal grupo puede arruinar a un favorito, es el Mundial Corea-Japón 2002. Argentina llegaba como una de las máximas candidatas, pero cayó en una zona durísima con Suecia, Inglaterra y Nigeria.
El equipo de Marcelo Bielsa debutó con un triunfo ajustado ante las “Águilas”, pero la derrota frente a Inglaterra lo obligó a resolver su clasificación contra Suecia. En un partido dominado territorialmente pero sin eficacia, la “Albiceleste” empató y quedó eliminada en fase de grupos, uno de los golpes deportivos más inesperados de su historia moderna.
Rendimiento sólido
En Alemania 2006, Argentina volvió a encontrarse con un grupo complejo: Holanda, Costa de Marfil y Serbia y Montenegro. Aun así, el equipo respondió con solvencia, goleó 6-0 a los serbios, venció a los africanos y empató con los neerlandeses. Aunque avanzó sin sobresaltos, la dificultad de la zona marcaba el nivel del Mundial y anticipaba cruces de alto calibre.
Agónico
En Rusia, Argentina fue cabeza de serie pero vivió una fase de grupos turbulenta. Empató 1-1 ante Islandia con un penal fallado por Lionel Messi, cayó 3-0 contra Croacia y quedó al borde de la eliminación. La clasificación recién llegó en la última fecha, con el agónico 2-1 frente a Nigeria gracias al gol de Marcos Rojo. El desgaste acumulado terminó pasando factura en la siguiente fase.
Otros gigantes
La influencia del sorteo no afecta solo a Argentina. En el Mundial 2014, España llegó como campeona del mundo y quedó eliminada en primera ronda tras compartir grupo con Holanda, Chile y Australia. Italia e Inglaterra también se despidieron temprano en una zona inesperadamente liderada por Costa Rica.
En 2018, Alemania -campeona en 2014- no superó un grupo con Suecia, México y Corea del Sur. Pese a vencer a los escandinavos, cayó ante los otros dos rivales y quedó afuera en la primera ronda.
El sorteo del Mundial no determina campeones, pero sí puede definir caminos. La historia demuestra que una mala combinación de rivales en la fase de grupos puede condicionar, desgastar o emparejar contra potencias demasiado temprano. Y en la antesala del sorteo de 2026, Argentina y el resto de las selecciones miran las bolillas con atención: porque en un torneo de ocho partidos, cada detalle importa.







