TRASPASO. Mirkin oficializa su mandato con la firma del acta, acompañado por Rubén Moisello en el cierre institucional del ciclo anterior. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
Antes de que el acto comenzara, La Ciudadela ya estaba distinta. No era el bullicio de un día de partido ni la ansiedad de un resultado por definir: era algo más sereno, más humano. En los pasillos se mezclaban los saludos de los empleados, las sonrisas tímidas de los familiares, los abrazos de quienes se reencontraban después de meses difíciles y las miradas expectantes de los socios que habían llegado para acompañar. El club parecía respirar con alivio. La asunción de Oscar Mirkin y su comisión directiva no fue solo un trámite ni un cambio de autoridades: fue un ritual íntimo, una ceremonia cargada de afecto donde San Martín volvió a reconocerse en su gente, en sus historias y en ese deseo colectivo de empezar una nueva etapa.
El movimiento había comenzado varias horas antes del inicio formal, pactado para las 17. Aunque nada estaba pensado como una coreografía, todos los dirigentes llegaron en intervalos que terminaron aportando un clima cinematográfico a la tarde. A las 15.48 aparecieron Manuel Núñez Ingrao, Gerónimo García Mirkin y Sebastián Lorenzo Pisarello, encargado de prensa de la nueva gestión; poco después llegaron otros integrantes del equipo, entre ellos Germán Ricco, Bruno Rocchio y Ernesto Baaclini.
La escena marcaba la previa de una jornada especial: se intercambiaron carpetas, se revisaron documentos y se comentaron detalles del traspaso institucional. En la quinta oficina del pasillo principal, el movimiento era permanente. El club parecía estar preparándose para sacudirse el polvo de meses intensos.
A las 17.31, Rubén Moisello y Mirkin bajaron juntos las escaleras que dirigen a la platea central alta con la documentación del traspaso. En esas carpetas viajaba el cierre administrativo del ciclo anterior: un balance de gestión que detallaba la situación real del club. Allí se incluían -según confirmaron desde la propia comisión saliente- el estado actualizado del concurso preventivo ya levantado, las constancias de regularización impositiva, las certificaciones de la UIF (Unidad de Información Financiera), los registros de alta y baja de empleados, contratos formalizados, pagos realizados, la situación de proveedores, el detalle de bajas del plantel profesional y la proyección de ingresos comprometidos. También se incorporaron informes sobre el estado del predio, inventarios del complejo, documentación de obras menores y un cuadro comparativo de gastos operativos que mostraba, entre otras cosas, el impacto de la inflación en servicios y mantenimiento.
ENCUENTRO. Mirkin abraza a Rubén Moisello en un gesto de respeto y cierre institucional tras la firma del acta de asunción. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
Ese balance, prolijo y voluminoso, será la base con la que la nueva gestión empezará a trabajar. Para la dirigencia entrante, tener ese mapa “desde el día uno” era fundamental: sin diagnóstico no hay construcción posible. La entrega fue, en ese sentido, un gesto institucional clave.
La ceremonia se trasladó al Museo de La Ciudadela, donde se desarrolló el acto formal. Allí, el abogado Fernando Santillán leyó el Acta N.º 4868, que oficializó el triunfo de la Lista 5 “Unidad Roja y Blanca”, validó la renovación completa de la comisión directiva y constituyó también a la nueva comisión fiscalizadora. La lectura, solemne, fue seguida por la firma del libro institucional por parte de vocales, secretarios, vicepresidentes y del propio Mirkin, un gesto tradicional que terminó de sellar el inicio del mandato, que tendrá vigencia hasta el 30 de junio de 2027.
El clima emocional tuvo su punto más alto cuando Mirkin tomó la palabra. Con dos hojas en la mano comenzó agradeciendo a socios, peñas, familiares y a quienes dejaban la institución. “Asumimos hoy la enorme responsabilidad de conducir los destinos de nuestro querido San Martín”, dijo en voz alta. Había un silencio profundo. “La situación es compleja y difícil, pero este no es un momento para mirar el pasado, sino para pararnos en este presente y poder mirar el futuro”, agregó Mirkin.
El discurso marcó tres ejes centrales de su proyecto. En primer lugar, el modelo deportivo. “El fútbol será prioridad absoluta de esta gestión”, anunció. Fue ahí cuando oficializó que Facundo Pérez Castro será el director del proyecto integral, encargado del plantel profesional, las formativas y toda la estructura de la Liga y AFA. La profesionalización del área, insistió, será la base para reconstruir identidad y competitividad. “Queremos la primera división y vamos a trabajar con la seriedad y la jerarquía que se necesita para lograrlo”, aseguró.
El segundo eje apuntó al arraigo social. Mirkin lanzó una moratoria especial para recuperar socios que se alejaron, la puesta en marcha de una campaña para incorporar nuevos y la meta de alcanzar 100 filiales activas en todo el país. Y el tercer eje se centró en el predio. “El complejo ‘Natalio Mirkin’ debe dejar de ser un anexo para convertirse en un polo social y deportivo abierto los 365 días del año”. Allí, según explicó el dirigente, habrá actividades culturales, deportivas y sociales, con una subcomisión dedicada a desarrollar una agenda diaria.
INGRESO. Mirkin pisa el césped de La Ciudadela seguido por toda su comisión directiva, en la primera salida pública del nuevo ciclo. Foto de Osvaldo Ripoll/LA GACETA.
Mientras que cuando mencionó a su familia, la emoción lo quebró por completo. “Representan, junto a San Martín, lo mejor que tengo”, dijo mientras intentaba recomponerse. El aplauso fue extenso y espontáneo; varios familiares, desde el primer piso, acompañaron el momento con lágrimas.
Por su parte, el cierre del acto tuvo un toque de humor. “Muchas gracias a los presentes… y los que no son socios, pueden ir haciendo fila”, bromeó Mirkin, provocando risas y relajando la solemnidad.
Del festejo al trabajo
Desde allí, la jornada viró hacia la celebración. La comitiva caminó por el pasillo hacia la zona de vestuarios y luego al campo de juego. A las 18.08, cuando se abrió la puerta del túnel, estalló el canto: “El Santo va a volver”. Mirkin ingresó al césped con una sonrisa amplia, aplaudiendo a todos y recibiendo abrazos y felicitaciones. La foto grupal de toda la comisión, tomada en el centro de la cancha, selló una tarde histórica.
La nueva dirigencia comenzará un trabajo inmediato. La continuidad de Mariano Campodónico, la revisión del plantel, las reuniones con Pérez Castro, el contacto con AFA, la apertura del complejo y el orden financiero marcarán los primeros pasos. Con la documentación entregada por Moisello -balances, contratos, inventarios, registros y el cierre del concurso preventivo- el nuevo gobierno sabe dónde pisa.
La tarde en La Ciudadela no fue solo una asunción. Fue un punto de partida, un compromiso colectivo y una promesa: que San Martín vuelva a ser lo que era.







