Entre la ausencia de EE.UU. y las promesas de Lula: la COP30 según una participante tucumana

Agustina Tarcaya evaluó el resultado de una cumbre climática que sintió el impacto de la ausencia del país de Donald Trump.

MOVILIZACIONES DIARIAS. Comunidades indígenas protestaron dentro del predio tras la autorización de una nueva exploración petrolera en la Amazonia. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA MOVILIZACIONES DIARIAS. Comunidades indígenas protestaron dentro del predio tras la autorización de una nueva exploración petrolera en la Amazonia. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA

La COP30 llegó a la ciudad de Belém envuelta en la promesa de ser “el momento histórico” que ordenaría, de una vez, la salida global de los combustibles fósiles. Brasil la presentó como la COP de la verdad, pero lo que ocurrió dentro del predio del 10 al 21 de noviembre fue mucho más complejo: fallas logísticas; negociaciones a puertas cerradas y un documento final que no incluyó la expresión “combustibles fósiles”, algo que no pasaba desde hace 33 años.

Sin embargo, en ese clima difícil, sorprendió un avance: la creación de un mecanismo internacional para una transición energética justa. Agustina Tarcaya, comunicadora tucumana y miembro de los jóvenes líderes del sur global, participó de la cumbre por primera vez y volvió con una lectura ambivalente. La COP30 dejó claros retrocesos en temas clave, pero también abrió una puerta que podría cambiar la forma de pensar las nuevas energías.

COP 30. Belém recibió a miles de delegados, jóvenes y organizaciones en una cumbre atravesada por tensiones y negociaciones cerradas. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA COP 30. Belém recibió a miles de delegados, jóvenes y organizaciones en una cumbre atravesada por tensiones y negociaciones cerradas. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA

La falta de los Estados Unidos y las promesas de Lula

Una situación que condicionó la dinámica del acontecimiento es que este año los Estados Unidos no enviaron una delegación de alto nivel a Belém, Brasil. Fue la primera ausencia estadounidense en 30 cumbres. Según lo que se comentó en los pasillos, la inasistencia del país de Donald Trump generó una gran disminución en los fondos que recibía la COP30, que se quedó sin recursos para servicios básicos.

“No había intérpretes. Estaban los puestos para ellos, pero vacíos. Todo fue en inglés y, cuando las discusiones son tan técnicas, te quedás afuera”, cuenta Tarcaya. Esto hizo que muchos asistentes evitaran las negociaciones formales, y se volcaran a paneles alternativos y espacios de networking. “Es algo importante porque de ahí surgen las políticas que afectan a cada uno de nuestros países”, agrega.

Desde el inicio, la Presidencia brasileña apostó por un discurso épico. El mandatario Luiz Inácio Lula da Silva habló de enfrentar el negacionismo; de que Brasil lideraría la transición y de que esta sería la COP de la Amazonia. Sin embargo, Tarcaya apunta que días antes del inicio de la cumbre, el propio Gobierno autorizó una nueva exploración petrolera en la zona Amazónica. Ese gesto encendió el malestar entre las comunidades indígenas, que se manifestaron casi todos los días dentro y fuera del predio oficial de la COP.

''LA MUERTE DE LA SELVA ES EL FIN DE NUESTRA VIDA''. La gente marchó en las afueras de la COP30 en reclamo a las exploraciones petroleras en la Amazonia. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA ''LA MUERTE DE LA SELVA ES EL FIN DE NUESTRA VIDA''. La gente marchó en las afueras de la COP30 en reclamo a las exploraciones petroleras en la Amazonia. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA
FUERA DEL PREDIO. Representantes indígenas denunciaron contradicciones del gobierno brasileño en plena cumbre climática. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA FUERA DEL PREDIO. Representantes indígenas denunciaron contradicciones del gobierno brasileño en plena cumbre climática. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA

Un documento final un poco “tibio”

Lo que más golpeó a los participantes fue lo que no quedó escrito. La palabra “combustibles fósiles” no aparece en el texto final. Tampoco se fijaron montos concretos para el financiamiento climático y el compromiso de triplicar los fondos para adaptación se postergó de 2030 a 2035. “Quedó todo muy ambiguo, muy tibio. Son textos que enuncian, pero no precisan. Y lo que no se precisa, después no se cumple”, resume Tarcaya.

Tampoco hubo claridad sobre el fondo de pérdidas y daños, mientras países como Colombia y Uruguay reclamaron que sus objeciones no fueron escuchadas en las últimas horas de negociación, realizadas a puertas cerradas. 

Ante el vacío del documento oficial, Brasil y Colombia anunciaron que en 2026 organizarán un encuentro paralelo en Santa Marta para avanzar en una hoja de ruta voluntaria hacia la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Ese proceso se conoce como Declaración de Belém.

PANELES. Salas sin intérpretes y discusiones únicamente en inglés fueron uno de los problemas que marcaron esta edición de la COP. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA PANELES. Salas sin intérpretes y discusiones únicamente en inglés fueron uno de los problemas que marcaron esta edición de la COP. / CORTESÍA AGUSTINA TARCAYA

Un punto clave: el mecanismo para una transición energética justa

A pesar de todo, hubo un avance realmente valorado por las organizaciones sociales y ambientales: la creación de un mecanismo específico para la transición energética justa, que reconoce explícitamente los derechos y la participación de comunidades indígenas. “Es fundamental. No se puede hablar de transición sin pensar en los territorios, en los trabajadores y en cómo cambia la vida real de la gente”, explica Tarcaya.

El mecanismo habilita la construcción de planes de trabajo, sistemas de financiamiento y criterios para que la salida de los combustibles fósiles —cuando finalmente se acuerde—no recaiga sólo en empresas o Estados, sino también en quienes viven en esos territorios y dependen de esas actividades. “Transición justa significa tener en cuenta todas estas cosas”, manifiesta la tucumana.

“No se puede hablar de transición sin pensar en los territorios, en cómo cambia la vida real de la gente”, explica la joven. Y agrega que abandonar los combustibles fósiles sin planificación “va a generar una erupción social”, por lo que es necesario pensar en quiénes dependen de esas economías.

Pese a la decepción en varios frentes, Tarcaya insiste en que las COP siguen siendo espacios imprescindibles. “Ahí se define la agenda ambiental global. Si la sociedad civil no está presente, las decisiones se toman sin nosotros”, afirma. Y plantea una advertencia: “dejarnos afuera es una estrategia. Uno no defiende lo que no conoce. Estar informados y participar es clave para presionar por soluciones más equitativas”.

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