FORMATO ÍNTIMO. Abril Sosa repasará temas propios y de las bandas que integra en su vuelta a Tucumán.
Aún faltan varios meses para que Abril Sosa estrene su tercer álbum solista, “Un hombre sentado en un cuadro de Chagall”, pero los tucumanos tendrán la oportunidad de conocer esta noche varios de los temas que lo integrarán.
A las 21.30, el cantautor, trovador y baterista se presentará en CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457) en un concierto en formato acústico, donde junto a las nuevas canciones incluirá composiciones de sus trabajos anteriores, “El piloto ciego” y “Canciones para que me crea”, además de clásicos de Catupecu Machu y Cuentos Borgeanos, bandas que también lo tienen en su estructura. Radicado en España, está de gira nacional antes de volver a Europa para seguir abocado a la etapa final de la producción y lanzamiento de su disco.
La apertura estará a cargo de Bourbon Blues, la banda tucumana integrada por Genaro Fernández (guitarra y coros), Iguana Abregú (bajo y coros), Chinca Abregú (batería) y Fabián Bellido (guitarra y voz). Como músicos invitados para el cierre figuran Pablo Yurko (guitarra) y Sebastián Uro Romero (batería).
Abril promete “una velada íntima e inolvidable”. “Tucumán es un lugar que amo. Tengo amigos y familia aquí. Personas que quiero mucho. Y el público es profundamente cálido y generoso conmigo cada vez que voy. Siempre es un placer actuar para él”, dice en diálogo con LA GACETA.
- ¿El formato solista acústico da una intimidad especial?
- Si. Siempre. Te da la posibilidad de abrirte de otra manera, de explorar las canciones de otra manera, de conectar mucho más con el público. Uno se mueve más liviano. Podés cambiar el orden de la lista, podés improvisar en el medio del show, podés charlar, contar una historia, hacer un chiste. Es especial.
- ¿Qué se viene en tu tercer disco?
- Sigue la línea de lo que vengo haciendo desde siempre; la columna vertebral del disco es la “la canción pop”. Sin embargo siento que junto a mi productor, Felipe González, logramos explorar otros aspectos de la música. Es un disco en donde las baterías están grabadas por todos bateros de rock (Catriel Ciavarella, Andy Villanova, Lucca Pietrich, Lucas Gato Hernández, Javier Herrlein) y luego esa fuerza rockera se entremezcla con sonidos más electrónicos y experimentales. Hay una línea recta respecto a mis otros álbumes, pero no se parecen. Si bien no estamos innovando en nada, suena muy fresco, con aires nuevos.
- ¿Cómo definís tu propuesta artística y de qué forma evoluciona?
- No sabría responder esa pregunta. Creo que mi única manera de evolucionar en lo que hago es sentir que todavía no logré hacer el disco que quiero, la canción que quiero. Esa especie de inconformidad es el motor que me lleva a darlo todo cada vez.
- ¿Por qué te radicaste en España, qué encontraste allá para tu música?
- Madrid no fue buscado. Fue casi accidental. Nos íbamos para Italia y mi hijo perdió el vuelo de conexión, lo que nos dejó varados en España y decidimos quedarnos ahí. Ahora es una ciudad que amo y siento como casa. Musicalmente me aportó poco. Si bien tocan todas las grandes bandas de la escena, y por supuesto todos los grandes artistas argentinos están allí semana a semana, no es un lugar de mucha inspiración. Fuera de Rosalía o C Tangana, no ha pasado mucho en estos años.
- ¿Qué significan Catupecu y Cuentos Borgeanos -del cual sos el fundador e impulsor- en tu carrera?
- Cuentos Borgeanos es el proyecto más hermoso que tengo. Hay amistad, amor, respecto, libertad artística. Catupecu es todo lo contrario; no hay amor, no hay amistad, no hay libertad artística; menos que menos contención.







