Las estrategias contra el cáncer de los elefantes que podrían salvar a los humanos.
Simular las estrategias genéticas de los animales más longevos del mundo podría ser un avance significativo para la prolongación de la vida humana. Las especies más resistentes de la Tierra revelaron a la ciencia cuáles son los mecanismos para vivir más tiempo.
Una nueva investigación que analizó los sitemas de reparación del ADN y escudos moleculares de tres de de las especies más logenvas del planeta. La ballena boreal del Ártico, el elefante africano y el tardígrado microscópico fueron claves para un nuevo avance de la ciencia que implica adaptar sus mecanismos a las células de los mamíferos, aplicar a terapias contra el envejecimiento, el cáncer y la recuperación postoperatoria.
La ballena de Groenlandia es la especie más longeva de los mamíferos. Sobreviven hasta 200 años en aguas gélidas y mantienen la estabilidad del genoma a pesar de tener miles de millones de células y una esperanza de vida que abarca siglos. Por suparte, el tiburón de Groenlandia, recientemente estudiado, también destaca entre estos casos atípicos, con una esperanza de vida que a menudo se estima entre 300 y la asombrosa cifra de 500 años, lo que lo convierte en el vertebrado más longevo conocido por la ciencia. Su metabolismo estable, su lento crecimiento y su resistencia a las agresiones ambientales proporcionan un modelo convincente para descifrar las raíces biológicas de la longevidad.
Las estrategias de los elefantes contra el cáncer
Los elefantes son los que desafían las adversidades de la enfermedad. Sus cuerpos contienen muchísimas más celulas que los humanos y sin embargo, rara vez desarrollan tumores, por lo que sus riesgos de cáncer son muy bajos. Este fenómeno desconcertó a los investigadores durante décadas incluso introduciendo el fenómeno llamado "la paradoja de Pareto" que describe cómo los animales grandes y longevos, como los elefantes y las ballenas, no tienen tasas de cáncer más altas que los animales más pequeños, a pesar de tener más células y un mayor riesgo estadístico.
La idea es que estas especies desarrollaron mecanismos eficaces de supresión del cáncer, como una mayor reparación del ADN, una forma de muerte celular programada que elimina las células dañadas y la regulación del ciclo celular. Este hallazgo cuestiona las suposiciones previas sobre el riesgo de cáncer e impulsa la investigación de mecanismos similares en otros organismos.
Los tardígrados que superan la vejez
Los tardígrados , los famosos "osos de agua" microscópicos, prosperan en algunos de los entornos más hostiles de la Tierra, sobreviviendo a temperaturas extremas, deshidratación y dosis notables de radiación. Al igual que el tardígrado, D. radiodurans posee sistemas de reparación de ADN notables que reparan rápidamente las roturas de doble cadena (un tipo de daño grave en el que se rompen ambas cadenas de la molécula de ADN) y otras formas de daño genético.
Fundamental para la investigación es la batalla contra el estrés oxidativo y el daño continuo causado por los radicales libres. Estos factores forman el motor implacable del envejecimiento. Sin embargo, las superestrellas longevas de la naturaleza muestran una maquinaria evolucionada no solo para reparar tales lesiones, sino también para adelantarse a ellas. Esto sugiere que los límites del envejecimiento son más flexibles de lo que se pensaba.
Adaptar las estrategias genéticas a los humanos
Con estas soluciones naturales en mente, la secuenciación del genoma y la edición genética CRISPR ahora permiten a los investigadores estudiar y aplicar adaptaciones moleculares de especies longevas. Por ejemplo, las ballenas boreales poseen variantes especializadas de genes de reparación del ADN, como la proteína de unión al ARN inducible por frío (CIRBP), que permiten una reparación eficiente del daño por radiación y genotóxico
Los elefantes, por otro lado, deben gran parte de su resistencia al cáncer a la enorme redundancia de un gen guardián del ADN conocido como TP53; mientras que los humanos tienen una copia funcional, los elefantes pueden presumir de casi veinte. Esto significa que las células de los elefantes vigilan constantemente su ADN en busca incluso de la más mínima mutación. El sistema ha demostrado ser tan eficaz en la prevención del cáncer que plantea preguntas fundamentales sobre por qué los humanos no han desarrollado una defensa similar
Las primeras experiencias de la longevidad
La investigación actual publicada en la revista Science Direct y citada por Forbes, se centra en la introducción de estos genes en ratones y cultivos celulares humanos. El gen de la ballena boreal, al expresarse en células de mamíferos, acelera la reparación del ADN y reduce las tasas de mutación tras la exposición a toxinas o radiación. Los primeros estudios en organismos modelo han demostrado una mayor supervivencia y una posible prolongación de la vida.
Las células humanas modificadas con copias adicionales de genes de elefante eliminan las células mutadas antes de que formen tumores. Esto refleja la resistencia al cáncer observada en los elefantes. Las proteínas de tardígrado introducidas en células humanas proporcionan una alta resistencia al daño inducido por la radiación. Estas proteínas protegen el ADN y las biomoléculas, ampliando el rango conocido de protección celular.








