
Pancitos rellenos de jamón y queso sin horno, con pocos ingredientes y muy fáciles de hacer.

Si buscás una opción rica, económica y que se prepare en minutos, estos pancitos rellenos de jamón y queso sin horno son la solución perfecta. Ideales para acompañar unos mates, armar una merienda improvisada o resolver una comida rápida, se cocinan en sartén y requieren ingredientes simples que seguro ya tenés en casa. Te damos la receta.
El resultado sorprende: pancitos dorados por fuera, suaves por dentro y con un interior de queso derretido que combina perfecto con el jamón. Además, son muy versátiles: podés variar el relleno, sumar condimentos y hasta preparar una tanda grande para freezar.
Ingredientes para los pancitos rellenos
360 g de harina 000
200 ml de leche
60 g de manteca derretida
1 cucharadita de sal
3 cucharadas de queso rallado
1 cucharada de orégano
Jamón cocido en cubitos
Queso cremoso en cubos
Tip: Esta receta rinde entre 10 y 12 pancitos, según el tamaño.
Cómo hacer pancitos rellenos sin horno (paso a paso)
Mezclar los secos: En un bol, unir la harina, la sal, el queso rallado y el orégano.
Agregar líquidos: Incorporar la leche y la manteca derretida. Mezclar hasta lograr una masa suave. Si hace falta, sumar un poco más de harina.
Amasar: Trabajar la masa unos minutos hasta que quede lisa y uniforme.
Armar los bollos: Dividir en porciones pequeñas y estirarlas con la mano o un palote.
Rellenar: Colocar cubitos de jamón y queso en el centro de cada pancito. Cerrar bien para evitar filtraciones de queso durante la cocción.
Cocinar en sartén: Llevar a fuego mínimo, tapar y cocinar hasta que estén dorados de ambos lados. No necesitan aceite.
Servir: Dejar enfriar apenas y disfrutar mientras el queso sigue fundido.
Consejos, variantes y mejoras
Rellenos alternativos: tomate picado, aceitunas, panceta, pollo desmenuzado, espinaca o vegetales salteados.
Más sabor en la masa: agregá pimentón, ajo en polvo, perejil seco o semillas.
Para que salgan más esponjosos: reemplazá la mitad de la leche por yogur natural.
Para freezar: dorarlos apenas, dejar enfriar y congelar. Se regeneran en sartén o tostadora.
Para que no se abran: sellar bien los bordes, incluso humedeciéndolos antes de cerrar.







